La canciller alemana, Angela Merkel, cedió ayer a las exigencias de su socio bávaro de crear "zonas de tránsito" junto a la frontera con Austria, pese al rechazo de su tercer aliado de Gobierno, el Partido Socialdemócrata (SPD), a esa fórmula. Las dos formaciones hermanadas, la Unión Cristianodemócrata (CDU) que preside Merkel y la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), tomaron esta decisión al término de una reunión que empezó después de que el líder del SPD, el vicecanciller Sigmar Gabriel, abandonara el encuentro a tres bandas que mantenía con Merkel y el líder bávaro, Horst Seehofer.

Gabriel ya había advertido el sábado, tras una reunión de su partido, que no aceptará la implantación de zonas de tránsito en la frontera por considerar que serían en la práctica inmensas cárceles donde quedarían internados los peticionarios de asilo.

Asimismo, se pronunció en contra de las limitaciones al reagrupamiento familiar y advirtió de que ello contravendría la legislación vigente. Merkel y Seehofer acordaron ayer crear una serie de restricciones para el reagrupamiento familiar en algunos grupos de peticionarios de asilo, al que no podrían acceder por un periodo de dos años.

El establecimiento de las zonas de tránsito se había convertido en el caballo de batalla de Seehofer, que pretende así ordenar al menos el flujo de los entre 7.000 y 10.000 peticionarios que a diario entran en su "land" a través de Austria.

Su objetivo es que los peticionarios queden retenidos mientras se evalúan sus solicitudes de asilo y, en caso de ser rechazada su solicitud, sean expulsados directamente desde esos lugares. Según el diario "Frankfurter Allgemeine Zeitung", Merkel ha elevado hasta el millón los refugiados que espera recibir este año.