La dimisión en bloque de concejales del Ayuntamiento de Roma obligó ayer a abandonar el cargo a su alcalde, Ignazio Marino, quien se dijo "apuñalado" por su partido, el Demócrata (PD, en el Gobierno), y por "un único patrón", en alusión al primer ministro, Matteo Renzi.

Marino, que lleva meses en el ojo del huracán, ha protagonizado un nuevo escándalo al haber presentado primero y retirado después su renuncia por un presunto caso de malversación por el uso indebido de tarjetas de crédito del Consistorio.