Argentina vivió ayer su segunda jornada de reflexión ante las presidenciales de hoy, domingo, las más ajustadas de la última etapa democrática del país -abierta en 1982- por la elevada posibilidad de una segunda vuelta. Unos 32 millones de ciudadanos están llamados a las urnas para elegir presidente y vicepresidente, renovar media Cámara de Diputados y un tercio del Senado, además de votar por primera vez a los diputados del Parlasur y elegir gobernadores en once provincias.

Las últimas encuestas difundidas apuntaban como favorito al oficialista Daniel Scioli (centro-izquierda peronista), seguido del conservador Mauricio Macri y del peronista disidente Sergio Massa, con amplia ventaja sobre los tres candidatos restantes, la progresista Margarita Stolbizer, el expresidente Adolfo Rodríguez Saa (2001) y Fernando del Caño, del Frente de Izquierda.

Pero los sondeos no descartan que, por primera vez en la historia del país, haya que recurrir a una segunda vuelta, el 22 de noviembre, porque ninguno de los candidatos alcance el 45% necesario o el 40% y diez puntos de ventaja necesarios para proclamarse ganador.

En medio de este escenario de incertidumbre, y en un intento de disipar el fantasma del fraude, denunciado en recientes convocatorias electorales provinciales, las autoridades han llamado a la responsabilidad de los candidatos y de los partidos y han pedido prudencia y paciencia a la ciudadanía. Serán las elecciones más vigiladas por la oposición, que en los últimos días se ha volcado en convocar a sus militantes para que se sumen a fiscalizar las mesas electorales.