Israel rechazó ayer de plano una iniciativa francesa para que la Explanada de las Mezquitas quede bajo el control de fuerzas internacionales. Los rezos de judíos en la Explanada -a la que los hebreos llaman Monte del Templo- son una de las causas de la actual ola de violencia en Israel y los territorios ocupados, ya que los palestinos denuncian que rompe el statu quo vigente, que permite el acceso a judíos y palestinos pero reserva el derecho al culto a estos últimos.

Entre tanto, la muerte de un refugiado eritreo el pasado domingo en la estación de autobuses de Beer Sheva -en el sur de Israel- ha conmocionado a numerosos sectores del país y ha obligado al Gobierno a abrir una investigación. En un principio se informó de que el eritreo había sido abatido por un guardia de seguridad, quien lo había tomado por colaborador de un terrorista que abrió fuego en la estación, matando a un soldado israelí e hiriendo a otras 9 personas.

Sin embargo, el inmigrante eritreo solo resultó herido por los disparos del guardia de seguridad y, posteriormente, cuando yacía en el suelo fue linchado a patadas por la multitud, que le tomó por el agresor. El eritreo, un trabajador del campo identificado como Mila Abtum, falleció horas después en un hospital.

"El país está sumido en un estado de caos. Los civiles están confundidos, la gente se está tomando la justicia por su mano", dijo. Consciente de la gravedad de este último acto trágico, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, pidió ayer a sus conciudadanos "respetar el estado de derecho" y "no tomarse la justicia por propia mano".