El Gobierno israelí sopesaba anoche encerrar a los palestinos en sus barrios de Jerusalén -en la parte ocupada de la ciudad- y de otras urbes, como principal medida para frenar la creciente ola de violencia que ayer causó al menos cinco muertos -tres israelíes y dos palestinos- en una cadena de ataques con arma blanca a judíos y de choques palestinos con las fuerzas de seguridad. Los principales ataques se registraron en Jerusalén y en la ciudad de Ranana, al norte de Tel Aviv. Siete judíos y 30 palestinos han muerto en este tipo de incidentes en lo que va de mes.

Según el Canal 2 de la televisión israelí, "el Gobierno estudia destacar tropas del Ejército en ciudades, especialmente en Jerusalén, para rodear los barrios palestinos de esta ciudad con fuerzas de seguridad". La medida atendería la petición hecha ayer mismo por el alcalde de la ciudad, Nir Barkat, quien instó al primer ministro, Benjamin Netanyahu, a "un cierre completo" de barrios palestinos.

Netanyahu afirmó en la Kneset (Parlamento) que "Israel ajustará cuentas con los asesinos, con los que intentan asesinar y con los que les asisten. No solo revocaremos sus derechos, sino que les haremos pagar el precio exacto", dijo.

"Emplearemos todos los medios para traer la calma de vuelta a los ciudadanos de Israel", añadió Netanyahu, quien aseguró que, tras reunirse con su gabinete de seguridad, adoptó ayer "una serie de medidas audaces para acabar con la incitación y el terrorismo" que se aplicarán "cuanto antes", aunque no las desveló. Eso sí, el primer ministro se mostró plenamente seguro de la eficacia de las medidas: "Las acciones que tomemos harán llegar el mensaje a la otra parte de que con terrorismo no se gana".

Durante su intervención en la Cámara, el líder israelí se dirigió al presidente de la Autoridad Palestina (ANP), Mahmud Abás, a quien solicitó "dejar de incitar y mentir", a la vez que le exigió "luchar contra los extremistas que hacen que personas inocentes paguen el precio".

El más sangriento de los ataques registrados ayer fue perpetrado en Jerusalén oriental, en el asentamiento judío de Armón Hanatziv, cuando dos jóvenes palestinos de 22 y 24 años asaltaron un autobús. Los atacantes, uno de los cuales fue posteriormente abatido, "se subieron en el autobús con una pistola y un cuchillo y, dentro del vehículo, hirieron a cuatro personas de diversa consideración a tiros y a puñaladas", afirmó un responsable policial del distrito.

Según testigos que viajaban en un autobús que circulaba detrás del asaltado, el conductor de aquel cerró las puertas de pasajeros y abandonó el vehículo para dar la voz de alarma, lo que facilitó que los asaltantes causaran un gran número de heridos en el interior.

A este suceso precedió otro, saldado con un muerto y siete heridos, en el que un palestino atropelló a varias personas que esperaban un autobús en el barrio ultraortodoxo de Mea Shearim, antes de salir de su coche y apuñalar a varios viandantes.

En este clima de extrema tensión, el movimiento islamista Hamás, que controla la franja de Gaza, "bendijo" los ataques palestinos registrados en la jornada. "Hamás bendice los heroicos ataques ocurridos esta mañana en la Palestina ocupada", decían los altavoces de mezquitas en Gaza capital y otras ciudades de la Franja..