La Policía turca considera a los grupos yihadistas vinculados al Estado Islámico (EI) como principales sospechosos del atentado perpetrado el sábado por dos suicidas en Ankara, que causó al menos 97 muertos en una concentración pacifista de la izquierda prokurda, según confirmó ayer el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu. Hasta ahora la hipótesis yihadista se combinaba en las esferas oficiales con la ultraizquierdista y la kurda.

Observadores cualificados de la realidad turca apuntan una cuarta hipótesis: la del "Estado profundo", formado por una mezcla de ultraderecha y servidores de agencias de información gubernamentales y militares.

"Investigamos al Estado Islámico de forma prioritaria. Nos hemos acercado mucho a un nombre. Este nombre indica una organización", dijo Davutoglu a la emisora turca NTV, sin aclarar más detalles, argumentando el peligro de alertar a posibles "células durmientes". "Estas células durmientes podrían esconderse, podrían afeitarse la barba y cambiar de modo de vida", advirtió.

Más allá de la escasa información oficial, varios periódicos turcos adelantaron ayer que las pesquisas se centran en la red de seguidores del Estado Islámico radicada en la provincia suroriental de Adiyaman.

La supuesta conexión yihadista se basaría en las similitudes del atentado de Ankara con la masacre de Suruç, en el sur del país, en la que un islamista radical se inmoló el 20 de julio pasado, matando a 33 activistas de la izquierda prokurda. Coincidirían tanto el explosivo utilizado, una carga de 10 kilos de TNT, como la técnica de reforzar la bomba con bolas de rodamiento de acero que funcionan como metralla. Las autoridades sostienen que el terrorista de Suruç fue Seyh Abdurrahman Alagöz, un joven turco que se había entrenado con el EI en Siria. Los críticos de esta hipótesis nunca han ocultado sus sospechas de ciertos niveles de connivencia, o al menos de tolerancia, entre Ankara y el EI.

En las calles, miles de personas se concentraron en Ankara y Estambul, las dos principales ciudades de Turquía, en actos de homenaje y protesta por la masacre del sábado, en la que según el saldo actualizado de víctimas murieron al menos 97 personas. cerca de la principal estación de la capital, en el que según el Gobierno perdieron la vida 97 personas.

El presidente turco, el islamista autoritario Recep Tayyip Erdogan, fue tachado de "ladrón" y "asesino" por parte de los asistentes a la concentración de Estambul, mientras que un grupo de abogados aseguró que "el asesino Erdogan rendirá cuentas".

Las acusaciones también se escucharon en distintos lugares de la capital, Ankara, ciudad que aún trata de reponerse del peor atentado terrorista conocido en la historia del país.