Los portugueses dieron ayer la victoria en las urnas a la coalición liderada por el actual primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho, respaldando así su aplicación, a rajatabla, de las recetas de austeridad impuestas tras el rescate financiero de 2011. A pesar de ello, el centro-derecha no contará ya con la mayoría absoluta de que dispuso la pasada legislatura, lo que abre interrogantes sobre la gobernabilidad del país.

Con casi el 100% del voto escrutado, la alianza entre socialdemócratas y democristianos sumaba casi un 39% de los votos, frente al poco más del 32% de su principal rival, el aspirante socialista António Costa.

Los resultados suponen un triunfo inequívoco para Passos Coelho, que hace apenas unas semanas figuraba por detrás de su contrincante en todas las encuestas, aunque a medida que avanzó el escrutinio de ayer su abultada ventaja inicial se fue desinflando hasta alejarle de la posibilidad de reeditar la mayoría absoluta.

El líder conservador luso logró el triunfo tras una legislatura marcada por las severas medidas de austeridad aprobadas por su Gobierno a instancias de la troika, como contrapartida por el rescate internacional que le concedieron la UE y el Fondo Monetario Internacional en 2011.

Durante estos cuatro años de Gobierno -tres de ellos con la troika-, Passos Coelho ha rebajado el paro del 17,5% al 12,4%; el déficit del 7,5% al 3%, según previsiones para este año, y ha privatizado empresas por valor de 10.000 millones de euros, pese a lo cual, la deuda ha subido hasta el 128,5% del PIB.

La pérdida de apoyos de la coalición que lidera fue evidente, ya que en la cita electoral de 2011 -a la que concurrieron con listas separadas, al contrario que en esta ocasión- ambos sumaron casi el 50 % de los sufragios.

Triunfo "inequívoco"

En todo caso, el primer ministro luso, Pedro Passos Coelho, calificó de "inequívoco" el triunfo de la coalición conservadora pese a no lograr la mayoría absoluta. "No conseguimos llegar, como era nuestro deseo, a una mayoría suficiente en el Parlamento" para poder formar un Gobierno estable, dijo el mandatario luso ante sus seguidores.

Tras asegurar que interpreta "con mucha humildad" el resultado de estos comicios, Passos Coelho subrayó que "sería extraño (...) que quien ganase las elecciones no pudiese gobernar".

También fue significativa la elevada tasa de abstención, que según los datos provisionales volvió a superar el 40 %.

Los sondeos a pie de urna ya apuntaban a un resultado similar al que se desprende del cómputo de las papeletas, ya que daban a Passos Coelho entre el 36,4 % y el 43 % de los apoyos y a António Costa entre el 29,5 y 35 % de los votos.

Una de las notas más destacadas de estos comicios fue el ascenso del marxista Bloco de Esquerda, que a falta de completar el escrutinio adelantaba al Partido Comunista (cerca del 8 % de los votos), y se convertía en la tercera fuerza más votada, con aproximadamente el 10 % de los sufragios.

Los datos conocidos al cierre de esta edición generan incertidumbre sobre el próximo Gobierno de Portugal, y especialmente sobre su estabilidad.

Teóricamente, un tripartito entre el Partido Socialista (PS), el Bloco de Esquerda (formación hermanada con Podemos y Syriza en el Parlamento Europeo) y el Partido Comunista Portugués tendría más diputados que la coalición conservadora, aunque a priori ese acuerdo se antoje improbable.

La hipótesis más factible sería un Gobierno en minoría encabezado por Passos Coelho, aunque el último antecedente de un caso similar dejó un ingrato recuerdo en el país.

Fue entre 2009 y 2011, cuando el entonces primer ministro socialista, José Sócrates, acabó dimitiendo tras perder el apoyo que puntualmente le prestó el partido de Passos Coelho.

La decisión, en cualquier caso, corresponderá al jefe del Estado, el conservador Aníbal Cavaco Silva, quien mostró desde hace meses su predilección por poder dar posesión a un Gobierno con mayoría absoluta en el Parlamento.

El presidente ya anunció que hoy no participará en los actos de celebración del Día de la República, como es habitual, para poder reflexionar sobre el resultado de los comicios.

De hecho, en Portugal incluso se llegó a especular en el pasado sobre la posibilidad de que el presidente inste a conservadores y socialistas a formar un Ejecutivo de concentración.

La jornada electoral, a la que estaban llamados más de 9,6 millones de portugueses, transcurrió con normalidad, y entre sus protagonistas se colaron el ex primer ministro José Sócrates y el antiguo presidente del Banco Espírito Santo, Ricardo Salgado, quienes ejercieron en persona su derecho a voto, pese a encontrarse en prisión provisional por estar vinculados a casos de corrupción.