El primer ministro de Portugal y candidato de la coalición conservadora, Pedro Passos Coelho, lidera con claridad aunque sin llegar a la mayoría absoluta las últimas encuestas de cara a las elecciones que el país celebra mañana domingo tras una campaña de marcado acento económico.

El respaldo al actual jefe del Ejecutivo luso ha ido creciendo a medida que se acercaba la cita con las urnas y ya cuenta con una ventaja de entre 5 y 12 puntos en los sondeos, los mismos que hace apenas una semana apuntaban a un empate técnico con el aspirante socialista, António Costa.

En este último día de campaña todos los estudios de opinión otorgan a Passos Coelho más de un 37% en intención de voto -insuficiente para revalidar la mayoría absoluta con la que cuenta ahora en el Parlamento-, mientras que su principal rival oscila entre el 29 y el 33 %.

La caída en las encuestas de los socialistas, especialmente brusca en la última semana, centró ayer el discurso político en el país e incluso ya se especula con el futuro de Costa en el caso de derrota.

"No estoy nada ansioso, siempre creí que podíamos ganar", afirmó el todavía primer ministro en declaraciones publicadas por el semanario luso "Expresso", en las que se mostró confiado en reeditar su victoria en las urnas de 2011.

"Creo que las personas respetaron la forma como ejercí de primer ministro", explicó Passos Coelho, de 51 años, quien encabeza la alianza entre los socialdemócratas (PSD, centro derecha) y los democristianos del CDS-PP (el grupo más a la derecha del arco parlamentario).

Desde el Partido Socialista, António Costa, de 54, restó importancia a las encuestas e insistió en que el domingo es la oportunidad de que los portugueses "ajusten cuentas" con el Ejecutivo conservador después de cuatro años de severa austeridad.

"Yo creo que los sondeos son un indicador y la mayoría están dando una victoria clara, que en principio puede confirmase. Aunque también depende de los indecisos, que pueden marcar la diferencia", dijo a Efe António Santo, de 38 años, uno de los más de 9 millones de portugueses llamados a votar.

Las duras medidas de ajuste aplicadas durante los últimos cuatro años -muchas de ellas todavía en vigor- y la recuperación económica del país monopolizaron una campaña electoral que dejó de lado los escándalos de corrupción registrados en el tramo final de legislatura, con el ex primer ministro socialista José Sócrates y el Grupo Espírito Santo como grandes protagonistas.

Temas sociales como la llegada de refugiados, el aborto, la lucha contra la violencia doméstica o los derechos de los homosexuales apenas suscitaron atención de ninguno de los dos principales candidatos, cuyo discurso se centró sobre todo en cuestiones de índole económica relacionadas sobre todo con el rescate financiero solicitado por Portugal en 2011.

Después de tres ejercicios consecutivos en recesión (2011, 2012 y 2013), el PIB luso mejoró un 0,9 % en 2014 y cerrará 2015 con una subida próxima al 1,5 %, lo que sumado al descenso de la tasa de paro reforzó las opciones de la coalición en el Gobierno.

"Yo creo que la crisis va a continuar, esto no va a mejorar. Todos prometen, pero al final es todo para ellos", contrapone María Salomé Valério, una anciana lisboeta escéptica ante los logros económicos.

Opinión diferente la que defiende José Guilherme Monteiro, un veinteañero lisboeta que califica los ajustes del actual Gobierno -a instancias de la troika- como "duros" pero "necesarios". "Pienso que ahora las cosas ya están más encaminadas, que ahora es tiempo de otro tipo de medidas", asume confiado en un futuro mejor.

Las elecciones parlamentarias de Portugal elegirán mañana a los 230 diputados de la Asamblea de la República.