El líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, defendió ayer entre ovaciones un programa de "cambio" para acabar con la austeridad económica, en su primer discurso ante el congreso anual de la formación en Brighton.

"Bajo mi liderazgo, el laborismo defenderá la inversión pública en infraestructuras, trabajos cualificados y educación", señaló el veterano político de 66 años. Corbyn resaltó que más de 50.000 personas se afiliaron al partido desde que fue elegido líder, el pasado día 12, e hizo un llamamiento a la "unidad" laborista.

Ante las críticas que ha recibido por parte de algunas figuras de peso del partido, como los ex "premiers" Ed Miliband, Gordon Brown y Tony Blair, ausentes, Corbyn subrayó que no quiere "imponer" sus ideas sino que está dispuesto a "abrir el debate". Sin embargo, el laborista advirtió que no piensa renunciar a los principios que ha defendido durante 32 años como diputado por el este de Londres.

"He luchado por los derechos humanos y me he rebelado contra regímenes opresivos, como parlamentario y antes como activista, y no dejaré de hacerlo solo por haber sido elegido líder de este partido", declaró.

Corbyn afrontó en su discurso dos de los temas que ya han provocado división: el desmantelamiento del programa nuclear británico, al que se oponen los grandes sindicatos, principales donantes del partido laborista, y su rechazo a eventuales ataques en Siria, un asunto que puede poner en su contra a una parte del grupo parlamentario laborista.

"La respuesta al trágico conflicto en Siria no puede ser simplemente lanzar unas cuantas bombas más. Creo que el reto que afrontamos es desarrollar una estrategia diplomática, en la que el Reino Unido desempeñe un papel esencial, dirigida a lograr la paz para la gente de Siria y toda la región", afirmó.

Corbyn reiteró su intención de que se deje de sufragar el programa de submarinos nucleares Trident, y resaltó que al desarrollar ese plan "se debe asegurar que todos los puestos de trabajo de esa industria están a salvo".

Acerca de su programa económico, Corbyn insistió en la necesidad de acabar con la "austeridad" de los conservadores y hacer del laborismo un partido de "cambio".

"Ellos han construido una economía desequilibrada y peligrosa para la gente, ellos son el riesgo real", afirmó, y advirtió que su siguiente objetivo son las elecciones regionales de Escocia -en mayo de 2016-, donde el partido obtuvo en las últimas generales tan solo uno de los 59 escaños.