El presidente de EE UU, Barack Obama, ofreció ayer a Rusia e Irán trabajar juntos por la paz en Siria pero dejó claro que, en su opinión, el presidente del país, Bachar Al Asad debe irse, en un discurso ante la Asamblea General (AG) de la ONU en el que se mostró seguro de que el embargo a Cuba se levantará y defendió la diplomacia como medio de abordar los conflictos.

La AG, por cuya tribuna pasaron ayer tanto Obama como el presidente ruso, Vladimir Putin, puso ayer sus ojos en Siria y en la lucha contra los yihadistas del Estado Islámico (EI). Obama y Putin tenían previsto mantener una reunión anoche, la primera desde que hace más de dos años estalló la crisis ucraniana.

Tras anunciar su voluntad de colaboración, Obama matizó que "después de tanto derramamiento de sangre no podemos volver al "statu quo" en Siria", cuya guerra civil ha costado la vida a un cuarto de millón de personas. El presidente de EE UU afirmó que, al comienzo del conflicto en Siria, hace más de cuatro años, el régimen de Asad reaccionó a las "protestas pacíficas" con "represión" y "asesinando" a los manifestantes.

Obama viene reclamando desde el inicio del conflicto la renuncia de Al Asad y ayer insistió en que en Siria es necesaria "una transición" con "un nuevo gobernante y un gobierno inclusivo". Tanto Rusia como China han frenado hasta en tres ocasiones resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU destinadas a permitir una intervención en Siria.

El inquilino de la Casa Blanca aprovechó su discurso para instar a Irán a dejar de impulsar sus intereses en Oriente Medio mediante el apoyo a actores "violentos" que alimentan el "conflicto sectario" en la región, y a elegir un "camino diferente" que pueda acabar con su aislamiento a nivel internacional.

En el 70.º aniversario de la creación de la ONU, "estamos llamados a demostrar un tipo diferente de liderazgo", pidió Obama a los gobernantes que asisten esta semana a la AG, a quienes también llamó a tener en cuenta las "lecciones del pasado".

En ese contexto mencionó la situación de caos que vive actualmente Libia y reconoció que la coalición internacional que acabó en 2011 con la dictadura de Muamar al Gadafi "podría y debería haber hecho más para llenar el vacío dejado atrás".

El presidente ruso, Vladimir Putin, habló en la misma tribuna poco después de que lo hiciese Obama. Tras diez años ausente de la AG, Putin aprovechó para proponer la creación de una "amplia coalición internacional" para luchar contra el terrorismo, además de reclamar el apoyo de la comunidad internacional para el "Gobierno legítimo" de Siria.

Putin afirmó que esa coalición debe ser similar a la que se creó para luchar contra Hitler, para "unir una amplia variedad de fuerzas dispuestas a resistir con resolución" a quienes, como los nazis, propagaron el "odio contra la Humanidad".

"Los países musulmanes tienen que jugar un papel esencial en la coalición, más aún porque el Estado Islámico no solo representa una amenaza directa contra ellos, sino que además ataca a una de las mayores religiones del mundo con sus métodos sangrientos", añadió.

Putin afirmó que habrá una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para analizar a fondo "las amenazas a Oriente Medio", en principio convocada para mañana, miércoles, el último día de la presidencia mensual rusa.

Rusia quiere proponer la posibilidad de aprobar en el Consejo una resolución que busca "coordinar acciones de todas las fuerzas que se enfrentan al Estado Islámico y otras organizaciones terroristas", afirmó Putin.

El líder del Kremlin justificó su pleno respaldo al régimen del dictador Asad asegurando que sus fuerzas militares y las milicias kurdas ("peshmergas") son las únicas tropas "que verdaderamente están luchando contra las organizaciones terroristas en Siria".