El Parlamento húngaro aprobó ayer una ley que refuerza el poder del Ejército en las fronteras del país y le autoriza a apoyar el trabajo de la Policía para frenar la avalancha de refugiados procedente de Oriente Medio.

Los soldados podrán usar armas no letales y métodos coercitivos, comprobar la identidad y participar en el control fronterizo, así como bloquear carreteras o limitar el tráfico.

Asimismo, la norma autoriza a los militares a emplear material antidisturbios como pelotas de goma y gas lacrimógeno, aunque sólo podrán utilizar las armas de fuego si su vida corre peligro.

Pese a la amplia mayoría con que cuenta el Gobierno del conservador Viktor Orbán, necesitaron el apoyo de la extrema derecha del Jobbik para lograr los necesarios dos tercios de los votos, mientras que la izquierda votó en contra o se abstuvo.

La ley también determina que el Ejército podrá ser movilizado en las áreas donde el Gobierno húngaro ha declarado el estado de crisis, actualmente en seis provincias en la frontera con Serbia, Croacia y en parte con Austria.

Orbán aseguró en el Parlamento que las vallas son la solución para resolver la crisis de los refugiados. Dijo que la valla alambrada levantada en la frontera entre Hungría y Serbia "funciona" y aconsejó a otros países que sigan el ejemplo magiar. "Estamos siendo atropellados", advirtió Orbán, cuyo partido, Fidesz, tiene este mes cuatro puntos más de apoyo que en junio (20%).

Los ministros de Interior de la UE intentarán aprobar hoy por consenso el reparto de 120.000 refugiados propuesto por la Comisión Europea para que la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que se celebra mañana no fracase estrepitosamente. Sin embargo, las perspectivas no son buenas: en una reunión ayer en Praga, Luxemburgo, presidente de turno de la Unión, intentó convencer sin éxito a Chequia, Eslovaquia, Polonia y Hungría de que aceptaran las cuotas previstas.

De acuerdo al reparto diseñado de partida por la Comisión, España tendría que recibir a 14.931 refugiados, una cifra que el Gobierno ya ha dicho que va a aceptar. La salida de Hungría del grupo de países con refugiados a reubicar en el resto de Estados miembros podría influir en los cupos nacionales, e incluso revisar a la baja las exigencias a España.

Este cambio en las negociaciones abre una nueva incógnita sobre el destino de los 54.000 refugiados que Bruselas contaba reubicar desde Hungría.