Luxemburgo, actual presidente de turno del Consejo de la Unión Europea (UE), dejó este lunes claro en Praga que no ve otra solución para aliviar la actual crisis de refugiados que un sistema de cuotas, una propuesta que rechazan República Checa, Eslovaquia, Hungría y Polonia.

Antes de la cumbre extraordinaria de jefes de Estado y Gobierno de la UE, que tendrá lugar el miércoles para abordar esa crisis, este martes será el turno de los ministros de Interior, que debatirán el sistema de cuotas.

"Mañana (por este martes) será importante por la necesidad de encontrar una solución europea", dijo Jean Asselborn, ministro de Asuntos Exteriores e Inmigración de Luxemburgo, quien aseguró que propondrá "algo que los 28 países pueden aceptar".

Ese fue el mensaje conciliador a los ministros de Exteriores de cuatro países del Este de Europa -el Grupo de Visegrado (V4), integrado por checos, eslovacos, húngaros y polacos-, reacios a asumir el sistema de redistribución y que este lunes mantuvieron una reunión informal de trabajo con su homólogo luxemburgués y letón.

Asselborn ya estuvo en Praga hace una semana, sin que ninguna de las dos partes cediera lo más mínimo en sus posturas, y reconoció que este lunes "no era día de soluciones, que será mañana".

No obstante, admitió un mínimo avance al afirmar que "entendimos la postura de cada uno", dijo el luxemburgués tras dos horas de negociación.

El ministro de Exteriores checo, Lubomir Zaoralek, aclaró que "todos los reunidos estamos entregados a la idea de conseguir unanimidad".

Añadió que "nos damos cuenta de que necesitamos una acción común colectiva para acelerar la situación, que es muy difícil".

Una situación para la que ni el mismo grupo de países que se oponen a las cuotas asegura tener una solución.

"Nuestro grupo (V4) no puede encontrar una solución y se trata de entender la situación y construir puentes", reconoció Zaoralek.

Por su parte, el ministro checo de Interior, Milan Chovanec, declaró este lunes que las cuotas conllevan incertidumbres legales.

Chovanec cuestionó la forma concreta de reubicar a los refugiados "para que el emigrante destinado a un país no lo abandone después y se vaya a otro lugar".

El ministerio checo considera que la reubicación involuntaria de emigrantes no es acorde con la Carta de Derechos Fundamentales y Libertades de la UE.