Las condenas al Gobierno húngaro por su comportamiento violento frente a los refugiados siguieron produciéndose ayer en cascada. El comisario europeo de Inmigración, Dimitris Avramopoulos, criticó la política del Ejecutivo del derechista autoritario Víktor Orbán, resaltando que los muros y la violencia no son la solución a la avalancha, en alusión a la valla erigida en la frontera serbia, donde ayer hubo choques entre refugiados y agentes, que llegaron a utilizar gas pimienta y un cañón de agua.

"No siempre estamos de acuerdo con los medios utilizados (por Hungría). Los muros son soluciones temporales. Ustedes han visto que sólo sirven para desviar los flujos o aumentar las tensiones. La violencia no es la solución", aseguró ante la prensa en Budapest.

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raad Al Hussein, acusó, por su parte, al Gobierno magiar de comportarse de modo "xenófobo" y "antimusulmán" con los refugiados y advirtió que se están cometiendo "claras violaciones de las leyes internacionales". "Las imágenes de mujeres y niños atacados con gases lacrimógenos y cañones de agua en la frontera de Hungría con Serbia son verdaderamente impactantes", dijo Zeid.

En España, el Consejo General de la Abogacía elevó "su más contundente queja" tanto por el uso de gases lacrimógenos y cañones de agua como por las sanciones penales previstas para los indocumentados. El Consejo pidió que si prosigue el "maltrato inhumano"la UE imponga sanciones a Hungría.