El titular alemán del Interior, Thomas de Maizière, consideró ayer necesario comenzar a hablar de "medidas de presión" contra aquellos países que se niegan a un reparto equitativo de refugiados en la UE, a la cabeza de los cuales figura el llamado Grupo de Visegrado (Chequia, Eslovaquia, Polonia y Hungría), al que se han sumado Rumanía y Estonia.

El Ministro se sumó a la propuesta del presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, quien se ha referido a la posibilidad de responder a estos países con un recorte de los fondos estructurales comunitarios que reciben. De Maizière hizo hincapié en que los estados que se niegan a un reparto equitativo de refugiados son precisamente países que reciben grandes cantidades de dinero de los fondos estructurales.

El ministro habló de un "comportamiento insolidario de una minoría" y lamentó que los ministros del Interior de los 28 no pudieran alcanzar el lunes un acuerdo sobre el reparto de los 160.000 refugiados que la UE pretende reubicar desde Grecia, Italia y Hungría. Esta incapacidad para alcanzar un acuerdo -sólo lo hubo sobre 32.000 ya asignados del cupo de 40.000 propuesto en mayo- generó ayer la condena unánime de ONG y asociaciones de Derechos Humanos.

Además llevó al vicecanciller alemán, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, a afirmar que Europa ha hecho de nuevo el ridículo. Sin embargo, y pese a haber sido avanzada por su presidente, la CE se mostró ayer contraria a la retirada de fondos estructurales a los díscolos.

"El invierno se está acercando y el mundo nos está mirando", recalcó el portavoz comunitario Margaritis Schinas, en una rueda de prensa en la que aseguró que la CE seguirá presionando a favor de "más rapidez y más ambición en la respuesta comunitaria a la crisis de los refugiados". El portavoz matizó, sin embargo, que la CE "no está a favor de castigos o sanciones", sino de "dar incentivos", y añadió que "no hay base legal" para el recorte de fondos.

Entre tanto, los ministros de Interior de la UE han decidido acelerar un tanto sus morosos plazos y en lugar de volver a reunirse para estudiar el reparto el próximo 8 de octubre los harán el martes que viene, día 22.

Tanto Alemania como Austria solicitaron ayer, además, al presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, la celebración la próxima semana de una cumbre extraordinaria de los máximos mandatarios de la UE. Durante una rueda de prensa en Berlín, los cancilleres de ambos países, Angela Merkel y Wayner Faymann, advirtieron de que Alemania, Austria y Suecia no pueden hacer frente por sí solos a la llegada masiva de solicitantes de asilo. Merkel rechazó, en contra del criterio de su ministro del Interior, hablar de sanciones a quienes no acepten las cuotas de reparto, ya que, consideró, las "amenazas no son el camino adecuado para la unidad".

Menos contundente en el rechazo a las sanciones fue el canciller austríaco, el socialdemócrata Faymann, según el cual a los países "contribuyentes netos", como Austria y Alemania, sí les corresponde "analizar" los recursos financieros que reciben los restantes socios.

Entre tanto, la agencia europea de control de fronteras (Frontex) anunció que ha contabilizado a más de 500.000 inmigrantes que entraron en la UE en los ocho primeros meses del año, después de que en agosto se rompiese el récord de entradas por quinto mes consecutivo. En comparación, en el mismo período de 2014 se registraron 280.000 entradas de inmigrantes y refugiados procedentes de terceros países.