Desbordado por la llegada de decenas de miles de refugiados en los últimos días, el Gobierno alemán decidió ayer por sorpresa restablecer de modo temporal los controles de fronteras que suprimió el pasado fin de semana. La medida, acompañada de la suspensión del tráfico ferroviario con Austria hasta las seis de la mañana de hoy, llegó apenas 24 horas después de que las autoridades bávaras anunciaran que Múnich se veía impotente para asimilar un flujo de refugiados que, sólo el sábado y sólo por tren, arrojó un saldo de 12.200 personas.

En paralelo con la decisión de Berlín, que esperaba un total de 40.000 refugiados para todo el fin de semana, las autoridades checas reforzaron el control de sus propias fronteras, por temor a que las personas llegadas a Austria desde Hungría optasen por dirigirse a su país para entrar en Alemania por Sajonia en lugar de hacerlo por la sobrecargada Baviera. Viena calculaba en 10.000 los refugiados llegados ayer a Austria.

Es precisamente de Baviera de donde ha brotado en las últimas horas una creciente oleada de críticas a la canciller Merkel, a la que se acusa de imprevisión. Las críticas llegan del partido hermano de la CDU de Merkel, la CSU bávara, integrada en el Gobierno tripartito en el que también figuran los socialdemócratas del SPD. El ministro de Transportes, Alexander Dobrindt (CSU), se quejó de que "se ha llegado al límite de la capacidad de resistencia" y reclamó "medidas efectivas para frenar los flujos", tras constatar el fracaso de la UE. "Necesitaremos mucho tiempo para poner orden en la ya difícil situación", afirmó Dobrindt, después de que su jefe de filas y primer ministro de Baviera, Horst Seehofer, tachase el sábado de "error" la decisión de Merkel de abrir las fronteras a los refugiados procedentes de Hungría.

Ha sido precisamente Hungría la que con más fuerza ha aplaudido la decisión alemana de cerrar las fronteras, lo que equivale a una suspensión del espacio Schengen de libre circulación de personas en el interior de la UE. El primer ministro magiar, Víktor Orbán, que ha destacado estos días por su rechazo a la oleada de refugiados en su mayoría islámicos, destacó que se trata de una medida necesaria para proteger los valores alemanes y europeos.

Orbán precisó aún más su pensamiento al proponer la constitución de una fuerza conjunta de la UE para defender las fronteras de Grecia "y así también las europeas". El Gobierno húngaro adelantó que su país está dispuesto a participar "de una forma masiva" en la operación.

Situación en Austria

Por su parte, el canciller austríaco, Werner Faymann, pidió ayer que los controles fronterizos restablecidos por Alemania no se hagan a expensas de los solicitantes de asilo y se desarrollen de forma "humanitaria".

"Parto del punto de que la canciller alemana también lo ve así", indicó el jefe del Gobierno austríaco, quien mañana se reunirá en Berlín con Angela Merkel para analizar el estado de la crisis de los refugiados, según la agencia APA.

Austria teme que el flujo de refugiados que entra en su territorio tenga ahora dificultades para seguir su viaje. Por su parte, el vicecanciller austríaco, Reinhold Mitterlehner, que también viajará a Berlín, indicó que es preciso dejar claro que no es posible mantener un tránsito de refugiados ilimitado y sin estructura.