Se conocieron ayer con detalle las circunstancias que rodearon la muerte, el miércoles en Bodrum (Turquía), de Aylan Kurdi, el niño sirio de tres años cuya foto ha dado la vuelta al mundo, sacudiendo conciencias. En el naufragio de la barca que los llevaba a Kos fallecieron, además, su hermano Galip, de 5 años, y su madre, Rehan. El único superviviente de la familia ha sido su padre, Abdulá Kurdi.

La familia procedía de Kobani, símbolo de la resistencia kurda ante el grupo yihadista Estado Islámico (EI) e intentaba huir hasta Canadá, donde vive la tía del niño, Fatima Kurdi, que trabaja de peluquera. No obstante, las autoridades canadienses rechazaron el pasado junio una solicitud de la familia Kurdi para ser acogidos en el país como refugiados. Ayer, el ministro de Inmigración de Canadá, el conservador Chris Alexander, que se encuentra en plena campaña para su reelección como diputado, optó por renunciar a comparecer en una rueda de prensa que tenía programada. Alexander alegó que debe concentrarse en su trabajo como ministro.

El padre de Aylan, Abdulá Kurdi, que ayer habló con los medios turcos, explicó que quiere llevar los cuerpos de su esposa y sus hijos de vuelta a Kobani, ciudad donde, dijo, 16 miembros de su familia han muerto combatiendo al EI.

Kurdi relató que la familia había pagado una suma a traficantes para que los llevaran a Kos. "La guardia costera nos detuvo y después nos liberó. Esta vez fuimos nosotros mismos quienes conseguimos el bote y empezamos a remar hacia Kos", agregó. "Tras alejarnos unos 500 metros de la costa, en el bote empezó a entrar agua y se nos mojaron los pies. A medida que subía el agua, cundía el pánico. Algunos se pusieron de pie y el bote volcó. Yo sostenía a mi mujer de la mano", recordó.

"Las manos de mis dos niños se me escaparon. Intentamos quedarnos en el bote, pero el aire disminuía. Todo el mundo gritaba en la oscuridad. Yo no lograba que mi esposa y mis hijos oyeran mi voz", añadió.

Abdulá relató después cómo, fijando la mirada en las luces costeras, consiguió nadar hasta la orilla. "Cuando alcancé la costa comencé a buscar a mi esposa y a los niños. Pensé que habían escapado asustados. Llegué a Bodrum y no pude encontrarlos en nuestro punto de encuentro. Luego fui al hospital y me enteré de las tristes noticias", concluyó.