El conflicto político-familiar que desde hace meses atraviesa el partido ultraderechista francés Frente Nacional (FN) vivió ayer un nuevo episodio con la expulsión de su cofundador Jean-Marie Le Pen, en el punto de mira por sus declaraciones antisemitas y negacionistas. La dirección de la formación ya le expulsó una primera vez en mayo pasado, pero Le Pen apeló a la Justicia y en ese y otros dos recursos consiguió tanto que se le restituyera la militancia como que se anulara el "congreso postal" en el que, a través del correo, se pidió a los militantes votar sobre la supresión de la figura del presidente de honor.

Lejos de dar el contencioso por cerrado, el Buró Ejecutivo del partido se reunió ayer en su sede de Nanterre, a las afueras de París, para evaluar cómo volver a castigar las sucesivas salidas de tono del patriarca del clan Le Pen.

Por su parte, Jean-Marie Le Pen afirmó ayer que está "indignado" por su expulsión de esa formación y subrayó que, "evidentemente", la recurrirá ante los tribunales. Tras ese encuentro, la formación política avanzó en un comunicado que le transmitirá la decisión completa y sus motivos próximamente.