El vencedor de las elecciones legislativas griegas del domingo, Alexis Tsipras, líder de la formación izquierdista Syriza, tomó ayer por la mañana posesión como primer ministro, con una rapidez meteórica. Para poder hacerlo, Tsipras firmó horas antes un pacto con el líder del grupo Griegos Independientes (ANEL), Panos Kamenos, un político de derecha dura nacionalista con el que solo le une el rechazo frontal a la austeridad, por lo que el acuerdo generó amplia sorpresa e incluso ha sido calificado de matrimonio contra natura. Según las informaciones más difundidas, ANEL contará con dos ministros en el nuevo gabinete.

De este modo, Syriza, que se quedó al borde de la mayoría absoluta con 149 de los 300 escaños en disputa, engrosa su cuenta con los 13 de ANEL, sexta fuerza política, lo que le sitúa en mejor situación para emprender las duras negociaciones sobre la deuda griega que está dispuesto a acometer. En un intento de ampliar aún más su base, Tsipras se reunió por la tarde con el líder de la formación centrista El Río (To Potami), Stavros Theodorakis, a quien sus 17 escaños sitúan en cuarto lugar, igualado en actas con los neonazis de Aurora Dorada, aunque con menos votos.

Tras su primera reunión con el ya primer ministro, Theodorakis, que se ha ofrecido en reiteradas ocasiones, ya desde antes de las elecciones, a colaborar con Syriza, afirmó que, aunque existen muchas reservas, también hay muchas coincidencias y que por ello se acordó mantener el contacto entre los dos grupos sobre los asuntos en los que hay consenso. Theodorakis precisó, además, que su partido esperará a la presentación del programa de Gobierno para decidir si respalda la política de Syriza.

Posesión simbólica

Tsipras, de 40 años, se ha convertido en el primer ministro más joven que ha tenido Grecia y ha querido dar una fuerte carga simbólica a su toma de posesión, efectuada en la residencia del presidente de la República, Karolos Papulias. Así, recurrió a la ceremonia del juramento civil, algo que carece de precedentes en Grecia, donde no hay separación efectiva de Iglesia y Estado, y donde la tradición dice que los primeros ministros juran ante el patriarca de la Iglesia ortodoxa. Además, asistió al acto sin corbata, prenda que no ha usado en ningún momento de la campaña. En tercer lugar, su primer acto como "premier" ha sido depositar un ramo de flores en la tumba de un grupo de miembros de la resistencia comunista griega asesinados por los nazis durante la II Guerra Mundial.

Tsipras ya había advertido al arzobispo de Atenas, Jerónimo, que no haría juramento de su cargo en el curso de una reunión en la que expresó su esperanza en que las relaciones entre Estado e Iglesia "sean más importantes que en el pasado" y en el que recalcó que el papel de la Iglesia es "muy importante" en lo que se refiere a la solidaridad.

Disgusto conservador

El gesto de Tsipras fue muy mal recibido por la conservadora Nueva Democracia, gran derrotada en los comicios, con 77 escaños, en lo que constituyó su única reacción ante el acuerdo gubernamental y la toma de posesión. Tsipras "da la espalda a una tradición de varios siglos de la nación helena, directamente entrelazada con la ortodoxia", dijo la portavoz del grupo conservador, Maria Spykari.

Los desencuentros entre Syriza y la saliente Nueva Democracia no quedaron ahí y se han revelado como una continuación de los enfrentamiento de la campaña electoral, en la que el primer ministro saliente, Andoni Samarás, se negó a hacer ningún debate televisivo con Tsipras, a quien calificó de "hooligan".

Ayer no hubo traspaso de poderes entre Samarás y Tsipras, sino que todo quedó en un trámite de funcionarios que disgustó a Syriza. Un comunicado firmado por el director de la oficina del gabinete de Tsipras denunció que el traspaso de poderes del primer ministro saliente es una tradición. "Esperábamos que fuera respetada", agregó.