Los desfiles victoriosos de los yihadistas suníes con blindados iraquíes fabricados por EEUU han colocado a los estadounidenses ante una cruda realidad, la de haber dilapidado miles de millones en tratar de juntar las piezas de un país condenado a romperse.

El Ejército iraquí, con armamento financiado por los estadounidenses, bombardeaba a mediados de este mes una base aérea de Mosul, reconstruida por Estados Unidos durante casi nueve años de ocupación y repleta de equipamiento militar provisto por Washington.

Las imágenes de ese ataque son la evidencia del fracaso de una estrategia a la que se dedicaron decenas de miles de millones de dólares, con el objetivo de levantar un país que se ha desmoronado sacudido por las placas tectónicas del sectarismo religioso y el terremoto del yihadismo.

Los más de 61.000 millones de dólares dedicados desde 2003 a borrar el pasado ligado al partido de Sadam Husein, levantar de nuevo el sector petrolero, un gobierno central aceptado por todos y crear unas Fuerzas Armadas multiconfesionales parecen haber caído en saco roto.

Cuando los guerrilleros del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) decidieron avanzar sobre Mosul, la segunda ciudad iraquí, miles de soldados de las Fuerzas Armadas iraquíes salieron en desbandada, inyectando definitivamente en ese Ejército el virus de la división y dejando en evidencia la fragilidad de lo que era visto como uno de los grandes logros estadounidenses en Irak.

La desintegración del Ejército iraquí ha permitido a los extremistas del EIIL tomar Tikrit y cercar la mayor refinería del país en Biyi y la base aérea de Balad, caramelo a las puertas de Bagdad para los yihadistas, que saben que está repleta de material militar estadounidense.

"Irak estaba en el camino de obtener un Ejército profesional hasta antes de 2011, pero ahora es una milicia chií... una fuerza que hoy por hoy solo puede montar controles de carretera", explica a Efe Rick Brennan, experto en Irak del centro de estudios Rand Corporation.

En opinión de Brennan, Estados Unidos condenó su onerosa inversión en Irak al fracaso al retirarse del país por completo a finales de 2011 y prometer ayuda militar y entrenamiento que cayeron víctimas de oficiales corruptos, de la falta de interés en mejorar la operatividad militar y de la ausencia de voluntad política del Gobierno del primer ministro, el chií Nuri al Maliki.

"Hasta cinco divisiones del Ejército iraquí (unos 50.000 soldados) no están listas para el combate. Maliki reemplazó a comandantes suníes y kurdos por chiíes menos capacitados y muchos soldados no son pagados debido a la corrupción de los mandos", asegura Brennan.

El Ministerio iraquí de Defensa anunció hoy que ha recibido cinco aviones de guerra rusos, de tipo Sujoi 25, que respaldarán a las Fuerzas Armadas en sus combates contra los yihadistas e insurgentes suníes.

Según un comunicado, la primera remesa de esas aeronaves ya está en territorio iraquí en el marco de un contrato con el Ministerio ruso de Defensa.

"Estos aviones contribuirán a incrementar la capacidad bélica de la Fuerza Aérea iraquí y del resto de los componentes de las Fuerzas Armadas para eliminar el terrorismo", destaca la nota.