Diez días después de que el presidente Vladímir Putin promulgara la incorporación de Crimea y el puerto de Sebastópol a Rusia, el Gobierno ruso celebró ayer en la península una reunión extraordinaria condenada por Ucrania.

El primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, y más de la mitad de los miembros de su Ejecutivo desembarcaron en Simferópol, la capital de la rebelde autonomía ucraniana que el pasado 16 de marzo votó mayoritariamente por su unión con Rusia en un polémico referéndum.

"Estoy en Simferópol. El Gobierno tratará hoy aquí (por ayer) del desarrollo de Crimea", escribió Medvédev en su cuenta de Twitter para anunciar la inesperada visita.

"Crimea es nuestra 'y basta' (en español)", publicó, por su parte, el viceprimer ministro Dmitri Rogozin, para acompañar una foto suya con el mar de fondo, colgada en la misma red social como recuerdo de su visita acompañando a Medvédev.

En la reunión del gabinete, dedicada a analizar los problemas socioeconómicos de la península, Medvédev anunció la creación del Ministerio para Asuntos de Crimea, y designó como titular de la nueva cartera a Oleg Savéliev.

"El desarrollo de la República de Crimea y del municipio de Sebastópol se ha convertido para nosotros en una prioridad de Estado. Cumplir con este objetivo requiere concentrar los esfuerzos de diversas administraciones y resolver objetivos intersectoriales", afirmó el jefe del Ejecutivo ruso.

El primer objetivo del nuevo ministerio será coordinar el trabajo de distintos órganos federales de Rusia para adaptar a la legislación rusa los marcos jurídico, económico, financiero y crediticio de esta región, donde ya circula el rublo y que ha retrasado dos horas sus relojes para adaptarse al huso horario de Moscú.

La visita del jefe del Gobierno ruso y su comitiva a Crimea, que también incluyó el puerto de Sebastópol, base de la Flota del Mar Negro, fue condenada enérgicamente por el Ejecutivo ucraniano, que la considera una violación de la legalidad internacional.