La reunión del líder opositor venezolano, Henrique Capriles, con el mandatario colombiano, Juan Manuel Santos, desató ayer una airada reacción de Caracas. Allí, el presidente, Nicolás Maduro, amenazó a Bogotá con poner en cuarentena la relación bilateral y retirar su apoyo al proceso de paz con la guerrilla de las FARC que acoge Cuba con el patrocinio de Venezuela.

Para empezar, Maduro pasó revista a un plan para derrocarle, sabotear la economía, matar a soldados venezolanos e, incluso, inocularle un veneno, y acusó a Santos de "lavar la cara a la derecha fascista venezolana" recibiendo a Capriles.

"Dudo de la sinceridad del presidente Santos cuando le mete una puñalada a Venezuela por la espalda y se presta a lavarle la cara a la conspiración contra Venezuela, y lo digo con dolor", agregó Maduro.

En consecuencia, el ministro de Exteriores, Elías Jaua, anunció que el Gobierno de Maduro ha decidido "evaluar" su participación en las negociaciones de paz entre el Ejecutivo de Santos y las FARC.

El ex vicepresidente colombiano Humberto de la Calle subrayó el "importante" papel que ha desempeñado Venezuela como país acompañante en el proceso de paz con la guerrilla y confió en que se mantenga dentro del proceso.

Aunque Venezuela y Colombia rompieron relaciones durante el Gobierno de Álvaro Uribe, con la llegada de Santos se normalizaron y entraron en una etapa de profundización con la creación de cinco comisiones bilaterales para solucionar problemas comunes.

Anoche, Santos tachó de "descabellado" pensar que su Gobierno pueda estar implicado en alguna conspiración contra el de Venezuela, como afirma Maduro, y llamó a éste a solucionar "civilizadamente" los "malentendidos" surgidos a raíz de la visita a Bogotá de Capriles.

La oposición venezolana tildó de "infantil" e "irresponsable" la reacción de Maduro. "Lo que se dio fue una reunión entre dos líderes políticos de dos países hermanos", afirmó el secretario ejecutivo adjunto de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Ramón José Medina, para quien el Gobierno de Caracas "no puede desconocer" que Capriles "representa a más de la mitad del país" y que, por lo tanto, es un "líder político de relevancia en Venezuela".