La Policía de Estocolmo detuvo a trece personas esta madrugada en la quinta noche consecutiva de disturbios en la periferia de la capital sueca, donde se produjeron incendios de coches y de tiendas y enfrentamientos con los agentes.

Los incidentes fueron sin embargo de menor gravedad que en días anteriores, y hacia las cuatro de la madrugada la situación era de relativa tranquilidad en los barrios del sur y del oeste de Estocolmo donde se han concentrado los disturbios.

Los peores episodios ocurrieron en Älvsjö, donde ocho personas fueron detenidas por vandalismo y se intentó prender fuego a una comisaría, y en suburbios como Tensta, Kista, Rinkeby y Jordbro.

En Husby, donde comenzaron los primeros incidentes hace cinco días, no se registraron en cambio alteraciones del orden graves.

El desencadenante de la oleada de disturbios se remonta a la semana pasada, cuando un inmigrante con problemas psíquicos murió por disparos de la policía en su apartamento en Husby, donde se había encerrado con su compañera.

Los agentes aseguraron haber disparado en defensa propia al ser amenazados supuestamente con un hacha, aunque la actuación irregular de las fuerzas del orden provocó protestas de los vecinos y la apertura de una investigación interna de la Policía de Estocolmo.

Las denuncias de los vecinos recogidas por los medios suecos, criticando las cargas policiales contra niños y ancianos y supuestos insultos racistas de los agentes como "negros", "ratas" o "monos", recrudecieron los enfrentamientos, que se extendieron a la vez a otros lugares.

Los suburbios afectados tienen en común una alta concentración de población de origen inmigrante y problemas sociales, que se han visto agravados por la política de recortes implantada desde hace siete años por el Gobierno de derecha que encabeza el primer ministro conservador Fredrik Reinfeldt.