Equipos de rescate y helicópteros con cámaras térmicas tratan de encontrar supervivientes entre los kilómetros de escombros en los que se ha convertido Moore (Oklahoma) tras el tornado del lunes, mientras el presidente de EEUU, Barack Obama, prometía ayudar a la localidad "el tiempo que haga falta".

Los equipos de rescate ya han rescatado a más de cien supervivientes del tornado de tres kilómetros de diámetro que arrasó la localidad y dejó 24 muertos, entre ellos 9 niños, y 237 heridos, según las cifras actualizadas por las autoridades locales.

Ciento ochenta militares de la Guardia Nacional se unieron a las tareas de rescate al sobrevolar la localidad con helicópteros con cámaras térmicas que trataban de encontrar vida en una ciudad de "casas absolutamente destruidas", reducidas a "postes y ladrillos", en palabras de la gobernadora de Oklahoma, Mary Fallin.

"Superaremos esto. Reconstruiremos. Recuperaremos nuestra fuerza", aseguró hoy Fallin en una conferencia de prensa.

Tras evaluar los daños en la zona, el Servicio Meteorológico Nacional elevó este martes al máximo nivel su estimación de la fuerza del tornado, que el lunes se había catalogado en la categoría EF-4, para clasificarlo como EF-5, lo que supone que provocó vientos de más de 320 kilómetros por hora.

El propio Obama reconoció que el del lunes fue "uno de los tornados más destructivos de la historia" de Estados Unidos, que cada año asume destrozos y víctimas por los temporales que en esta estación recorren el sur y el centro del país.

"En un instante, destruyó edificios e hizo que docenas de personas perdieran la vida", lamentó el mandatario en una declaración en la Casa Blanca, desde donde prometió que se asegurará de que Moore reciba "toda la ayuda que necesita de inmediato". "La gente de Moore debe saber que su país permanecerá con ellos el tiempo que haga falta", subrayó Obama.

Las autoridades de Oklahoma revisaron hoy la cifra de muertos en el tornado para rebajarla a 24, después de informar el lunes de 51 muertos tras contar aparentemente dos veces a las víctimas, un error que la portavoz de la oficina forense estatal, Amy Elliot, atribuyó al caos que siguió al paso del tornado.

Elliot advirtió de que a medida que continúe el trabajo de los bomberos y equipos de emergencia es probable que el número de fallecidos vuelva a ascender, algo que no comparte el responsable de gestión de la alcaldía de Moore, Stephen Eddy.

"Creo que hay confianza en que se va a quedar en ese número", dijo Eddy a la cadena CNN horas después de que las autoridades revisaran la cifra.

Las autoridades comenzaron hoy también a evaluar las pérdidas de propiedad, que, según el comisario de seguros del estado, John Doak, pueden superar las registradas en Joplin (Misuri) tras el tornado EF-5 que en 2011 dejó 151 muertos en esa localidad.

"Toda la ciudad parece un basurero", dijo Glenn Lewis, el alcalde de Moore, a la cadena de televisión NBC. "Parece que hemos perdido nuestro hospital. Pasé por ahí hace poco y está destruido".

El Papa Francisco, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, la Comisión Europea y varios gobiernos se solidarizaron con EE.UU. por la pérdida de vidas humanas y los daños materiales causados por el tornado.