El presidente francés, François Hollande, anunció ayer que el segundo año de su mandato lo dedicará a lanzar una "ofensiva" para "sacar a Europa de su languidez", una tarea que considera su "deber". En la segunda rueda de prensa que ofrece desde su llegada al Elíseo -de la que estos días se cumple un año-, y un día después de que se conociera que Francia está en recesión, Hollande propuso un plan de cuatro puntos, abogó por un gobierno económico europeo y culpó a la austeridad de la crisis en la eurozona.

El presidente francés restó importancia a sus bajísimos índices de popularidad, que asume que no podrá mejorar mientras siga aumentando el paro. "Pido que se me juzgue cuando llegue al final de los cinco años (de mandato) sobre lo que haya hecho por Francia", pidió.

"Francia no es un problema, es la solución", dijo en otro momento, consciente, sin embargo, de que es "mucho" lo que "depende de las elecciones que hagan en Europa". Así que reclamó la instauración de un gobierno económico europeo, que debería reunirse "todos los meses en torno a un presidente que estaría dedicado sólo a esa tarea". Y apoyó que la UE asuma "progresivamente una capacidad presupuestaria" y que pueda obtener financiación por vía del crédito.

El gobierno económico europeo es el primero de los cuatro puntos de su "ofensiva". El segundo es un plan para luchar contra el desempleo juvenil; el tercero pasa por la creación de una comunidad europea de la energía, con el objetivo de liderar la transición hacia las energías renovables, y el cuarto es aspirar a la unión política de Europa.

Específicamente para Francia, Hollande presentó un plan de inversiones a 10 años para crear empleo en cuatro sectores: el digital, las energías renovables, la sanidad y las infraestructuras. El líder francés ve positivo que Bruselas haya relajado la consecución de los objetivos de déficit y cree que esa decisión prueba que la Comisión Europea ha visto el peligro que entraña la austeridad a toda costa. Además, reconoció las diferencias que mantiene con Alemania, pero cree que París y Berlín llegarán a un acuerdo sobre la recuperación en Europa "sin esperar a las elecciones alemanas del otoño".

El ministro de Exteriores alemán, Guido Westerwelle, recomendó ayer a los políticos alemanes que no empleen la "altanería teutona" con sus socios de la UE en la campaña electoral.