Dos días después de que EE UU y Rusia propusieran, el pasado martes, una conferencia de todas las partes implicadas en el conflicto sirio para lograr una salida pacífica a la guerra, ni los rebeldes ni el régimen de Damasco han dado una respuesta concluyente. Consciente de este punto muerto, el secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, instó ayer a ambos bandos a dar una respuesta clara y a "aprovechar esa oportunidad" para llegar a un acuerdo y evitar más derramamiento de sangre.

El miércoles, el principal grupo opositor, la Coalición Nacional Siria (CNFROS), aplaudió la propuesta, pero exigió una renuncia previa del presidente sirio, Bachar al Asad, lo que en la práctica equivale a una negativa no explícita.

Por su parte, el Gobierno de Damasco hizo ayer dos amagos de pronunciarse. Primero, un alto cargo no identificado expresó al diario oficialista "Al Watan" un cauto optimismo: "Somos optimistas, pero estamos esperando más detalles", afirmó. Horas más tarde, el Ministerio de Exteriores sirio emitió un comunicado en el que se felicitó por el "acercamiento" de posturas entre EE UU y Rusia. Pero eso fue todo.

Entre tanto, China, tradicional aliada de Rusia en el respaldo al régimen sirio, dio la bienvenida a la propuesta de conferencia y aseguró que participará "activamente" en ella. Estas palabras fueron pronunciadas mientras el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a cuyo Gobierno acusa Damasco de haber bombardeado su territorio el pasado fin de semana, se encuentra de visita oficial en China.

Quienes sí se manifestaron ayer especialmente activos fueron los responsables del grupo chii libanés Hezbolá, firme aliado de Al Asad incluso en el campo de batalla. Después de que el periódico libanés "Al Akbar" informase de que el presidente sirio ha ofrecido su disposición a ofrecer "todo" a Hezbolá en reconocimiento del apoyo que le presta, el líder del grupo chii, Hasan Nasrala, aseguró que Hezbolá va a recibir armas "especiales" de Siria y que apoyará cualquier intento de Damasco por recuperar los altos del Golán, ocupados por Israel desde 1967.

En un discurso con ocasión del 25º aniversario del nacimiento de la radio Al Nur, del propio grupo, Nasrala señaló que "Siria va a suministrar armas especiales que Hezbolá aún no tiene", pese a que los últimos ataques israelíes contra el territorio sirio, manifestó, "tenían por objetivo impedirlo".

Entre tanto, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, manifestó que una eventual entrega de misiles rusos al régimen sirio sería "potencialmente desestabilizadora" para la región, sobre todo para Israel, y subrayó que Estados Unidos "no querría que Rusia prestara asistencia militar" al presidente Bachar al Asad.