Israel lanzó la madrugada del viernes un ataque aéreo sobre territorio sirio para destruir un envío de misiles con destino a la guerrilla chií libanesa Hezbolá y procedente de Irán. Ésta es al menos la versión que dieron ayer funcionarios estadounidenses bajo condición de anonimato sobre un ataque que fuentes oficiales israelíes, que también pidieron no ser identificadas, ya habían confirmado.

El ataque habría sido aprobado la noche del jueves en una reunión extraordinaria y secreta del Consejo de Ministros israelí, según la fuente israelí.

Del bombardeo ya habían informado antes varios medios de comunicación estadounidenses. La aviación hebrea habría lanzado el ataque sin entrar siquiera en el espacio aéreo sirio, gracias a los denominados "misiles de lanzamiento a distancia", con un alcance de varios kilómetros, por lo que las bombas podrían haber sido lanzadas tanto desde Líbano como desde el propio espacio aéreo israelí.

Desde Líbano, fuentes del aparato de seguridad informaron de una actividad inusualmente intensa de la aviación israelí en su espacio aéreo durante el jueves y el viernes, aunque en un principio se atribuyó a la vigilancia del posible tráfico de armas entre Siria y Líbano.

Según los funcionarios estadounidenses, el objetivo del ataque habría sido un almacén cercano al aeropuerto de Damasco, desde donde se preveía que las armas fueran enviados luego al Líbano. De momento, no hay confirmación oficial israelí del bombardeo.

Entre tanto, más de 60 personas fueron ejecutadas en uno de los barrios suníes de la ciudad de Banias, en la costa mediterránea de Siria, de donde huyeron cientos de civiles ante el temor a otras operaciones de represalia del régimen de Bachar al Asad, que ayer reapareció en un acto en la Universidad de Damasco.

En los últimos días, Banias ha sido escenario de actos de violencia sin precedentes en los más de dos años de conflicto, que la opositora Coalición Nacional Siria califica de "operaciones de limpieza étnica".

Las zonas costeras son el feudo del régimen y están habitadas sobre todo por alauíes, la confesión de Al Asad. Según los grupos de activistas, decenas de personas, entre ellas mujeres y niños, fueron fusiladas o degolladas entre el viernes y ayer en el barrio de Ras al Nabaa por los milicianos progubernamentales conocidos como "shabiha".