El presidente de Venezuela, el chavista Nicolás Maduro, se enfrentó ayer con España por segunda vez desde las elecciones del pasado 14 de abril. En unas declaraciones durante un acto celebrado en un teatro de Caracas, Maduro rechazó con acritud la oferta lanzada el lunes en Washington por el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel García-Margallo, para mediar en la crisis política venezolana.

"Ha dicho el canciller español que está listo para venir a mediar en Venezuela. Señor canciller español, no venga a mediar a Venezuela, vaya a las calles a responderle a la clase obrera española, a la que ustedes le han quitado el derecho al trabajo, al salario, a las pensiones", dijo Maduro.

El líder venezolano prosiguió su arenga con estas palabras: "Canciller español, saque sus narices de Venezuela; canciller español, fuera de aquí; canciller español, impertinente. A Venezuela se la respeta". Tras pronunciar esta última frase, Maduro fue ovacionado al grito de "así es que se gobierna".

García-Margallo indicó el pasado lunes, durante su visita a la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Washington, que "España está siempre dispuesta a aproximar posiciones en cualquier región del mundo, y esa posibilidad es mayor en países con los que tenemos lazos tan importantes, como los iberoamericanos, y Venezuela. Estaremos absolutamente encantados de hacer algo, lo que se nos pida, se nos demande, para garantizar una Venezuela en paz, prosperidad y estabilidad", añadió el ministro.

El pasado 15 de abril, al día siguiente de las presidenciales, Maduro hizo llamar a consultas al embajador de Venezuela en Madrid, Bernardo Álvarez en respuesta a unas declaraciones de García-Margallo en las que expresaba su confianza en que el recuento de votos pedido por la oposición se hiciera con celeridad. La tensión bilateral, que incluyó la amenaza de Maduro de tomar represalias económicas contra intereses españoles, se resolvió en pocas horas cuando el Gobierno español reconoció la proclamación de Maduro como ganador de los comicios.

El ataque de ayer se produjo a las pocas horas de que la Asamblea Nacional venezolana se convirtiera en una campo de batalla en el que chavistas y opositores resolvieron sus diferencias a empujones y puñetazos con el saldo de siete diputados chavistas y cuatro diputados opositores heridos. Ambas partes se han atribuido mutuamente la responsabilidad de los hechos, que se desencadenaron cuando los opositores protestaron con pitos y trompetillas contra la merma de sus derechos de expresión. Uno de los opositores heridos, Julio Borges, responsabilizó de los hechos al presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello.