El grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) decidió ayer la creación de su propio banco de desarrollo, del que no se conoce aún la ubicación de la sede ni el capital que aportará cada uno de los socios.

Sin embargo, según avanzó el presidente sudafricano, Jacob Zuma, el banco tendrá como objetivo "movilizar recursos" y fomentar la construcción de infraestructuras y el "desarrollo sostenible" tanto en los países emergentes como en los que están en vías desarrollo.

La idea es que el banco constituya una alternativa a instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), que los BRICS consideran excesivamente controladas por la UE y EE UU.

Paralelamente, los líderes de los cinco países cerraron varios acuerdos bilaterales. El más importante es el suscrito entre Brasil y China --el mayor socio comercial del país latinoamericano-- para pactar un canje de divisas por valor de 30.000 millones de dólares. Durante tres años, los dos países podrán efectuar sus intercambios comerciales en sus propias monedas, lo que protegerá sus relaciones económicas de las fluctuaciones del dólar y las turbulencias financieras.

En la vertiente política, los BRICS insistieron en su rechazo a una salida de la crisis nuclear iraní que no sea la "negociada", y mostraron "preocupación" por las "amenazas" de "intervención militar" y "las sanciones unilaterales contra Teherán. El bloque expresó también su alarma por el "deterioro de la seguridad y la situación humanitaria" en Siria.

En la declaración final de la cumbre, los BRICS, entre los que se cuentan reconocidos socios del Gobierno de Damasco como Rusia y China, manifestaron su oposición a "una mayor militarización del conflicto".

Y Moscú cargó contra la Liga Árabe por sentar a los representantes políticos de los rebeldes sirios en el lugar que hasta ahora correspondía al presidente Asad.