La sentencia por el 'caso Ruby', por el que el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi está acusado de abuso de poder e incitación a la prostitución de menores, podría conocerse en breves días casi dos años y medio después de que estallase el contencioso, cuando se conoció a través de la prensa transalpina que una menor de origen marroquí, Karima El Mahroug, había acudido a varias de las fiestas que Berlusconi albergaba en su residencia de Arcore, en la región de la Lombardía.

Meses antes, el 27 de mayo, Berlusconi había llamado por teléfono a la comisaría de Milán para que se dejase en libertad a El Mahroug, conocida como ´Ruby Rompecorazones´, y que estaba retenida por el robo de 3.000 euros a una amiga brasileña. Berlusconi alegó ante la policía que era sobrina del entonces presidente egipcio, Hosni Mubarak. La joven, además, habría mantenido supuestamente relaciones sexuales a cambio de dinero y regalos en las fiestas de Berlusconi, conocidas en Italia con el sobrenombre de ´Bunga, Bunga´.

La Fiscalía de Milán ha investigado durante todo este tiempo por inducción a la prostitución al representante de famosos Lele Mora; el director de informativos del canal Rete Quattro, Emilio Fede, y Nicole Minetti, odontóloga a la que promocionó para consejera de la región de Lombardía y que ha desfilado también en algunas pasarelas de moda.

Berlusconi ha arremetido en repetidas ocasiones contra la justicia italiana, a la que acusa de estar en contra de él y en manos de la izquierda. Durante una de las sesiones del juicio, Berlusconi declaró a los medios de comunicación: "de vez en cuando me ocurre que interrumpo mi trabajo y si de vez en cuando me ocurre que miro a la cara a una chica guapa, mejor mirar a una chica guapa que ser gay", lo que levantó una oleada de críticas en la política italiana y en las asociaciones de homosexuales.

El código penal italiano contempla una pena de entre 4 y 12 años de cárcel para el delito de abuso de poder y de entre 6 meses y 3 años de reclusión para la prostitución de menores.