El presidente estadounidense, Barack Obama, inicia hoy una importante visita a Israel, la primera desde que llegó a la Casa Blanca en enero de 2009. La visita omitirá expresamente, según fuentes oficiales de Washington, los asentamientos ilegales judíos en Cisjordania y Jerusalén Oriental.

La gira, que durará hasta el viernes, se produce una vez que el primer ministro hebreo, Benjamin Netanyahu, ha revalidado su mandato en las urnas y pretende introducir algo de calor en unas relaciones marcadas por la frialdad desde que Obama es presidente de los EE UU.

La razón primera de este enfriamiento es que la Administración Obama apoyó en sus primeros tiempos la exigencia palestina de que se congelaran los asentamientos ilegales antes de reanudar el diálogo bilateral. Pese a las intensas presiones de EE UU, que incluyeron un sonoro desplante de Obama a Netanyahu en Washington, Israel no dio marcha atrás y, finalmente, ha sido EE UU el que ha tenido que dar su brazo a torcer. Obama, que también visitará Palestina, se entrevistará tres veces con Netanyahu y a la cabeza de los asuntos que estarán sobre la mesa figurará el programa atómico iraní, al que el Gobierno israelí quiere responder con un ataque preventivo frenado hasta ahora por Washington.

El Gobierno y los rebeldes sirios se acusaron ayer mutuamente de un ataque con armas químicas en la localidad de Jan al Asal, muy cerca de Alepo, que habría causado, según fuentes de Derechos Humanos, 26 muertos, incluidos diez civiles y dieciséis militares. Además, fuentes opositoras difundieron un vídeo en el que se ve a supuestas víctimas de un ataque químico del Ejército de Bachar al Asad al este de Damasco.

El ministro sirio de Información, Omran al Zoabi, aseguró a la televisión estatal que los rebeldes habían disparado un cohete con sustancias químicas desde el distrito de Nairab, en el sureste de Alepo, hacia Jan al Assal.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos -con sede en Londres y una amplia red de informantes en Siria- informó de la muerte de 26 personas por la caída de un cohete en Jan al Asal", sin confirmar ni negar el posible uso de armas químicas. En cambio, el mando del Ejército Libre Sirio acusó a las fuerzas del régimen de perpetrar un ataque químico cerca de Alepo con un misil de largo alcance. Un fotógrafo de "Reuters" informó desde Alepo de que las víctimas del ataque sufren problemas respiratorios.

Rusia se declaró alarmada por la información del régimen de Damasco sobre el presunto uso de armas químicas, lo que "empeora aún más la situación en Siria y lleva el enfrentamiento a un nuevo estadio". Sin embargo, EE UU dijo no tener evidencias de que los insurrectos utilicen armamento químico.