El centroizquierda de Pierluigi Bersani ganó ayer su primera batalla tras las elecciones legislativas de los pasados 24 y 25 de febrero, al hacerse con la presidencia de las dos cámaras del Parlamento. En la Baja, la Cámara de los Diputados, resultó elegida presidenta Laura Boldrini, del partido SEL (Izquierda, Ecología, Libertad), coaligado con el Partido Democrático de Bersini. Boldrini, activista de los derechos de los inmigrantes, es la tercera mujer en acceder en Italia a la presidencia de la Cámara.

En el Senado, donde el proceso fue mucho más complejo, la presidencia recayó en un hombre de prestigio, Piero Grasso, antiguo fiscal nacional antimafia. La elección de ayer, que comenzó sin éxito alguno el viernes, ha sido la primera ocasión para poner a prueba la solidez de los grupos parlamentarios del Movimiento 5 Estrellas (M5E), del cómico Beppe Grillo, conocidos en Italia como "grillini".

De hecho, los cálculos de los principales diarios italianos reflejan que, pese al anuncio inicial de no votar ni al centroderecha ni al centroizquierda, algunos "grillos", tras una breve reunión en la que se decidió el voto en conciencia, se inclinaron por respaldar la candidatura del antiguo fiscal antimafia.

En todo caso, el hecho de que se hayan necesitado dos días y varias votaciones para que el Parlamento pueda arrancar da una idea de las dificultades que va a tener Bersini para formar un Gobierno respaldado por ambas cámaras. El presidente de la República, Giorgio Napolitano, comenzará las consultas el próximo miércoles.

Bersini no debería tener problemas en la Cámara de los Diputados, ya que la prima electoral al ganador de los comicios le ha dado automáticamente un 55% de los escaños. El escollo se presentará, sin embargo, a la hora de lograr la investidura en el Senado, donde tendría que llegar a un improbable acuerdo con el centroderecha de Berlusconi o seducir a un número tal de "grillos" que el prestigio del M5E saltaría por los aires. En total, se necesitaron cuatro votaciones para cubrir los puestos. Las rondas comenzaron el viernes, pero debido a que en las primeras era necesario un respaldo de dos tercios no se logró el acuerdo. Solo cuando en la Cámara de los Diputados bastaba con la mayoría absoluta, Boldrini logró la aprobación, con 327 votos.

El momento vodevilesco de la jornada se produjo con la llegada al Senado del expresidente del Consejo Silvio Berlusconi, recién salido de una estancia hospitalaria de siete días por una infección ocular. Parapetado tras unas gafas oscuras, Berlusconi proclamó que la situación de Italia es "muy grave". Poco antes había sido increpado, silbado y abucheado en la calle, ataque al que respondió con un escueto: "¡Imbéciles!".