El secretario de Estado de EE UU, John Kerry, rechazó ayer en Ankara una declaración del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, en la que proponía que el sionismo sea considerado crimen contra la humanidad. "Tenemos una opinión diferente a la de Turquía. Estamos en contra", subrayó el jefe de la diplomacia estadounidense en una rueda de prensa conjunta con su homólogo turco, Ahmet Davutoglu.

"Es ineludible que la islamofobia, al igual que el sionismo, al igual que el antisemitismo, al igual que el fascismo, empiece a considerarse como un crimen contra la humanidad", dijo Erdogan el pasado miércoles en Viena, durante el V Foro de la Alianza de Civilizaciones, una declaración que Washington calificó el jueves de "ofensiva y equivocada".

Kerry admitió que la habitual buena sintonía entre EE UU y Turquía se volvió "más complicada" tras los comentarios de Erdogan y afirmó que había explicado su postura al respecto a Davutoglu. También, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, criticó con dureza a Erdogan. "Pensé que esos comentarios difamatorios eran ya cosa del pasado", dijo. Un portavoz del ministerio israelí de Exteriores sostuvo que "el sionismo es el movimiento nacional del pueblo judío, y negar a cualquier pueblo la autodeterminación es absurdo".

Netanyahu, ya en el plano doméstico, pedirá hoy al presidente Simón Peres una prórroga del plazo que le otorgó para formar gobierno y que ha llegado a su fin sin que haya logrado ultimar los pactos de coalición.

El insólito pacto entre elpartido derechista religioso Habait Hayehudí y el centrista Yesh Atid, que exigen entrar juntos en el Gobierno o quedarse ambos fuera, ha conseguido bloquear a Netanyahu, que, cuando menos deberá prescindir de sus aliados ultraortodoxos.