El expresidente egipcio Hosni Mubarak fue condenado hoy a cadena perpetua por el Tribunal Penal de El Cairo, que lo halló culpable de la muerte de manifestantes durante la revolución que llevó a su renuncia en febrero de 2011.

También fue condenado a cadena perpetua el exministro del Interior Habib al Ahli por el mismo cargo, mientras que seis de sus ayudantes, con igual acusación, fueron absueltos al no haber pruebas fehacientes de su implicación, según el tribunal.

La fiscalía había pedido la pena de muerte para Mubarak, acusado de haber ordenado disparar contra los participantes en las protestas que estallaron el 25 de enero de 2011 pidiendo el fin de su régimen.

Por otro lado, la corte, presidida por el juez Ahmed Refaat, absolvió a Mubarak, sus dos hijos, Alaa y Gamal, y al empresario Husein Salem, procesado en rebeldía, de los cargos de enriquecimiento ilícito y daños a los fondos públicos al considerar que esos delitos han prescrito.

Mubarak, con gafas oscuras y en camilla, escuchó impasible la lectura de la sentencia desde la jaula donde estaba acomodados los procesados.

Refaat destacó, durante la lectura del fallo, que "este juicio ha sido justo" porque el tribunal ha dado la oportunidad a todas las partes para mostrar sus argumentos.

Cuando los jueces se retiraron tras la emisión de la sentencia se registraron incidentes, que enseguida aplacaron agentes de seguridad, entre algunos asistentes en el interior de la sala de la Academia de Policía, que alberga el tribunal, a la que solo pudieron entrar los abogados y los periodistas acreditados.

El llamado "juicio del siglo" en Egipto comenzó el 3 de agosto de 2011, tras el arresto de Mubarak y de sus hijos en abril de ese año en la localidad costera de Sharm el Sheij.

El proceso, con un expediente de 60.000 páginas, se ha desarrollado a lo largo de 49 sesiones, que sumaron 250 horas, recordó Refaat.