La otrora bulliciosa Ciudad Juárez, famosa por su vida nocturna, ha visto cómo en los dos últimos años ha cerrado cerca del 40 por ciento de los restaurantes y el 18 por ciento de sus bares a causa de la violencia que azota a esa urbe mexicana fronteriza con Estados Unidos.

La ciudad más peligrosa de México ha perdido desde 2009 unos 300 bares y 4.000 establecimientos de comida que se han visto obligados a cerrar sus puertas por los ataques, secuestros y extorsiones del crimen organizado o como consecuencia del miedo que vacía las calles desde el atardecer.

Esos datos, facilitados a Efe por el presidente local de la Cámara de la Industria Restaurantera y de Alimentos Condimentados (Canirac), Federico Ziga, se suman a la imparable ola de violencia que ha dejado en el mismo periodo más de 7.000 muertos en la ciudad fronteriza con la estadounidense El Paso (Texas).

Además, de los negocios que permanecen abiertos, se calcula que más del 70 por ciento pagan entre 400 y 4.000 pesos (33 y 330 dólares) mensuales de "cobro de piso", o extorsión, a presuntos miembros de los cárteles de la droga, aseguró Ziga.

La lucha por el territorio que mantienen los cárteles de Sinaloa y Juárez ha acabado con la atractiva vida nocturna de hace años y ahuyentado a los miles de visitantes, especialmente estadounidenses, que visitaban sus centros nocturnos atraídos por su oferta de ocio y porque, al contrario que en su país, la edad mínima para consumir alcohol en México es de sólo 18 años.

Actualmente cientos de bares, restaurantes y hoteles de las principales zonas comerciales lucen en su mayoría cerrados, en venta e incluso incendiados y gran parte de los negocios se ha mudado a El Paso.

Ejemplo de ello, es la Avenida Juárez que fue una tradicional zona de bares iluminados con anuncios de neón y que hoy luce con unos cuantos centros nocturnos abiertos, pero casi a oscuras y ambientados por corridos norteños.

"Es una situación bastante crítica. Antes teníamos muchos turistas americanos y ahora no tenemos prácticamente nada. Sobrevivimos del cliente local y eso a medias porque casi todos se han ido a El Paso", agregó.

"Antes iba mucho a Juárez, estaba lleno de bares para nosotros los americanos e incluso recuerdo que había lugares donde no dejaban entrar a los mexicanos porque eran para puros americanos. Ahora no hay mucho que hacer porque no sale nadie", dijo a Efe un estadounidense residente de El Paso.

La actividad hotelera también se ha visto severamente golpeada y el turismo convencional ha descendido hasta ocupar el último lugar en la clasificación de hospedajes del país, lamentó a Efe el presidente de la Asociación de Hoteles y Moteles de Ciudad Juárez, Jorge Ruiz.

La mayoría de los visitantes son personas que acuden a hacer trámites consulares y son los menos quienes acuden por motivos de negocio, turismo o compras. Además, tras la llegada en 2009 de más de 7.000 soldados del Ejército y agentes de la Policía Federal, gran parte de los hoteles están ahora ocupados por uniformados de ambas corporaciones.

En Juárez hay una veintena de hoteles de entre 3 y 5 estrellas y veinte más considerados establecimientos de paso, con tarifas de entre 30 y 110 dólares por noche.

Desde principios de 2010 las reservas en hoteles del estado de Chihuahua, al que pertenece Juárez, se desplomaron en un 20 por ciento, admitió a Efe el presidente de la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles de la entidad, Luis Armando Peinado.

El cuatro por ciento de los ingresos del estado proviene del turismo, lo que supone más de 8 millones de pesos anuales.

Los hosteleros reclaman mayor seguridad y una campaña que limpie la imagen de la ciudad y son conscientes de que atraer turismo a una urbe tan estigmatizada es difícil, pero no imposible.

"Los hoteleros hemos implementado con nuestro dinero medidas de seguridad como puertas dobles, mayor vigilancia, e incluso policías secretos. Seguimos en pie de lucha para rescatar a Ciudad Juárez pero estamos perdiendo mucho dinero", dijo a Efe Federico Ziga.

La ciudad más violenta de México registró en 2010 más de 3.100 asesinatos, con un promedio que ronda los nueve por jornada, y en lo que va de 2011 ya se han superado las 220 muertes violentas.