El presidente de EEUU, Barack Obama, continuará esta semana próxima su cortejo de bloques electorales claves, a 16 días de unos comicios que definirán la hegemonía demócrata en el Congreso y el futuro de su agenda política.

Casi en la recta final, Obama ha viajado de costa a costa martilleando ante jóvenes, mujeres y afroamericanos la advertencia de que una victoria republicana sería reactivar políticas que pusieron al país al borde del precipicio.

En los últimos días, los demócratas también han desplegado su arma secreta en la figura de la primera dama, Michelle Obama, que goza de una alta popularidad. Hoy mismo, acompañó al mandatario en un mitin multitudinario en la Universidad Estatal de Ohio.

Entre el miércoles y el viernes próximos, Obama viajará a Oregón, Washington, California y Nevada, en el oeste de EEUU, y el sábado lo hará a Minesota, consciente de que, en sus palabras, "en tiempos difíciles, las elecciones también lo serán".

"La opción en noviembre no podría ser más clara: podemos apoyar a los demócratas que luchan por las familias, los pequeños negocios y la recuperación económica, o a los republicanos que han hecho lo posible por bloquear el progreso", dijo hoy a Efe Ricardo Ramírez, un portavoz del Comité Nacional Demócrata (DNC).

Si ganan los republicanos, "regresarían al país a las mismas fallidas políticas económicas de la era de (George W.) Bush que casi sumieron a este país en una segunda Gran Depresión", enfatizó.

Veredicto de sus dos primeros años de mandato

Aunque Obama no figura en las papeletas de votación sino hasta 2012, los comicios del próximo 2 de noviembre serán un veredicto sobre sus primeros dos años de mandato, y eso afectaría a los demócratas, según observadores.

De ahí que sus estrategas quieren que Obama repita su "magia" de 2008, y es lo que intentará en otros cuatro grandes mítines programados en Wisconsin, Pensilvania, California y Nevada.

Aunque su "red" es ancha, la idea es captar el voto clave de los jóvenes, las mujeres y los afroamericanos, según la Casa Blanca.

La realidad política que afronta es dura: la derecha le acusa de promover la intromisión del Estado, la izquierda le reprocha no hacer lo suficiente en temas progresistas, y la coalición de moderados que logró forjar en 2008 se está desvaneciendo.

Aunque los demócratas han mejorado sus niveles de aprobación desde junio pasado, no está claro que Obama haya podido volver a conectar con los votantes que lo catapultaron al poder.

Sus apariciones públicas en mangas de camisa evocan memorias de sus arengas en 2008 pero, dos años más tarde, los ciudadanos de a pie no ocultan su frustración ante la lentitud del cambio que les prometió.

Ventaja republicana

Según una encuesta reciente hecha para la cadena de radio pública NPR, la presencia de Obama no parece ayudar a los demócratas en las contiendas más disputadas.

En 58 de los 86 distritos demócratas más reñidos, los republicanos les aventajan 47 por ciento contra el 44 por ciento, mientras el nueve por ciento se manifiesta "indeciso", un leve cambio sobre los resultados de junio pasado.

Los republicanos, respaldados por el movimiento ultraconservador "Tea Party", prometen una ola en los comicios y arrastrar en ella a los principales jerarcas demócratas del Congreso, Nancy Pelosi y Harry Reid.

En declaraciones a la cadena CBS, el senador republicano Lindsey Graham, afirmó hoy que el descontento popular se debe a que la reforma de salud, el plan de estímulo económico, la reforma financiera y el aumento del gasto fiscal "no eran lo que la gente esperaba de este presidente".

La contienda será "un rechazo del exceso de gobernar desde la izquierda", opinó Graham.

La clave para los demócratas está en el entusiasmo que puedan generar para movilizar a su base.

"El asunto de la falta de entusiasmo está exagerado. Los republicanos en general tienden a gozar de una mayor participación de sus votantes que los demócratas, pero por eso mismo es que los demócratas se centran en movilizar el voto" en estados claves, dijo hoy a Efe Andrew Ramírez, vicepresidente de NDN y el Instituto para una Nueva Política.

"Los demócratas perderán algunos escaños pero no será lo suficiente para alterar el equilibrio del poder en el Congreso. No anticipo que pierdan el control de ninguna de las dos cámaras", puntualizó el experto.