El disidente cubano Guillermo Fariñas, que lleva 13 días en huelga de hambre, dijo este lunes a Efe que el Gobierno de Cuba ha pedido a España que le acoja, según le transmitió a él un diplomático español.

Fariñas respondió que sería mejor liberar a 26 presos políticos enfermos en la isla, que no abandonará su protesta mientras sigan encarcelados y que no se plantea ir a España, opción que sólo aceptaría si le niegan la atención en los hospitales cubanos cuando sufra un colapso.

Fuentes diplomáticas confirmaron a Efe que el gobierno español se mostró dispuesto a acoger al disidente "por razones humanitarias".

La solicitud del gobierno cubano le fue comunicada a Fariñas por el consejero político de la embajada de España en La Habana, Carlos Pérez-Desoy, que lo visitó hoy en su casa de la ciudad central de Santa Clara, según confirmó el opositor.

"Hicimos una contrapropuesta: que saquen a los 26 que se están muriendo. Ese día yo dejaré la huelga y volveré a ser periodista independiente (...) Ahora no pensamos abandonar el país (...) Seguiré hasta las últimas consecuencias", dijo Fariñas.

El opositor reiteró su denuncia de que el gobierno que preside el general Raúl Castro quiere que muera, y que así lo demuestra un informe publicado hoy por el diario oficial Granma.

"Para mí es un honor que el gobierno me asesine delante de toda la opinión pública internacional y nacional (...) y el error es que lo están manteniendo de manera pública", dijo Fariñas por teléfono desde su casa en Santa Clara.

El disidente comenzó la huelga dos días después de que muriera en La Habana, tras un ayuno de casi tres meses, el también opositor Orlando Zapata, considerado preso de conciencia por Amnistía Internacional.

Granma, portavoz del gobernante Partido Comunista, cita hoy por primera vez la huelga de Frariñas, a quien llama agente de Estados Unidos y delincuente común violento, al tiempo que ataca a los medios internacionales que informan del caso y a los diplomáticos que se reúnen con opositores.

Según el diario, "la manipulación es tal que reportes periodísticos llegan a plantear que el gobierno cubano ha indicado que se deje morir a este asalariado de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana" (SINA).

Sobre las acusaciones de que cometió delitos comunes violentos por los que estuvo nueve años preso, Fariñas aseguró que Granma mezcla "verdades y mentiras" y que él refuta "cualquier tipo de acusación respecto a eso".

"Reconozco que nací en un barrio marginal. Podrán poner en las computadoras todo lo que quieran. Pero nos sentimos orgullosos que se sientan con miedo por mi actitud y aprovecho para llamar a la oposición pacífica a no salir a las calles, porque pueden ser provocaciones para achacarnos delitos", agregó.

"Estamos frente a los últimos días de mi vida, porque la orden está dada y en Granma está la justificación", aseguró.

El diario dice que Fariñas tiene un "deterioro notable" por sus anteriores huelgas de hambre, y que si aún está vivo "es gracias a la atención médica calificada que ha recibido, sin importar su condición de mercenario".

"Existen principios bioéticos que obligan al médico a respetar la decisión de una persona que ha decidido iniciar una huelga de hambre", añade el diario, y dice que no se le puede forzar a ingerir alimento, "como hacen cotidianamente las autoridades norteamericanas en las cárceles y centros de tortura de Guantánamo, Abu Ghraib y Bagram".

"No es la medicina la que debe resolver el problema intencionalmente creado con el propósito de desacreditar nuestro sistema político, sino el propio paciente y los apátridas, diplomáticos extranjeros y medios de prensa que lo manipulan", sostiene Granma.

Fariñas sufrió un colapso hipoglucémico la pasada semana y fue atendido en dos hospitales públicos de Santa Clara, donde le inyectaron sueros y azúcares en la carótida, tras lo cual recobró el conocimiento, volvió a su casa y siguió la protesta.