Unos sesenta palestinos y al menos veinte policías israelíes resultaron heridos hoy en enfrentamientos que tuvieron lugar en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, en momentos en que EEUU trata de reactivar el proceso de paz mediante negociaciones indirectas.

Los enfrentamientos estallaron al concluir los rezos del viernes en la Explanada, donde se halla el tercer santuario del Islam, la mezquita de Al-Aksa, y que está al otro lado del Muro de las Lamentaciones, máximo santuario judío.

"Al concluir los rezos, un grupo de jóvenes musulmanes lanzaron piedras a los policías apostados en la Puerta de los Mugrabíes", en la parte sur de la explanada, dijo a Efe el portavoz de la Policía israelí, Miki Rosenfeld.

Según la fuente, efectivos policiales entraron en la explanada para alejar a los manifestantes del Muro de las Lamentaciones, a donde también arrojaron piedras.

Testigos palestinos sostienen no obstante que los disturbios estallaron a raíz de la entrada en la explanada, durante los rezos, de una treintena de policías israelíes y que éstos reprimieron duramente a feligreses en zonas donde no había enfrentamientos.

Las fuentes palestinas informaron de unos sesenta heridos como consecuencia de los disparos de balas de caucho, gases lacrimógenos y granadas de estruendo de la policía.

Unos veinte agentes israelíes han sufrido heridas leves por pedradas, confirmó Rosenfeld.

Tras los primeros enfrentamientos, numerosas fuerzas israelíes tomaron posiciones en la ciudad vieja y en la explanada, donde decenas de manifestantes se encerraron en la mezquita de Al-Aksa para no ser arrestados.

El encierro concluyó tras negociaciones entre la Policía y el Wakf Islámico, máxima autoridad religiosa musulmana.

Fuentes del Wakf citadas por la edición electrónica del diario Yediot Aharonot indicaron que la policía se retiró a la Puerta de los Mugrabíes y desalojó la explanada para permitir a los feligreses abandonar la zona.

Como en los días de la Segunda Intifada, los enfrentamientos se expandieron como la pólvora a varios lugares de Jerusalén y aldeas vecinas en Cisjordania, en las que un adolescente palestino resultó herido grave por una bala recauchutada que le impactó encima del ojo y le hizo perder la conciencia.

La Policía israelí ha arrestado a tres jóvenes palestinos que tiraban piedras en distintos lugares alrededor de Jerusalén.

Las acusaciones mutuas de lo ocurrido en la explanada no tardaron en llegar.

El ministro israelí de Seguridad Interior, Itzhak Aharonovich, acusó al movimiento islamista Hamás, que gobierna Gaza, y a la Facción Norte del Movimiento Islámico de Israel de alentar los disturbios.

Por su parte, desde Ramala, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, acusó a Israel de la provocación y dijo que los sucesos "tienen por objetivo torpedear las posibilidades de reactivar el proceso de paz".

La Liga Arabe autorizó hace unos días a Abás a negociar con Israel de forma indirecta, según una propuesta de Estados Unidos y a pesar de que este país no ha puesto fin a la construcción en los asentamientos y Jerusalén Este.

"Con sus acciones, Israel ha traspasado todas las líneas rojas después de que la Comisión de la Iniciativa Arabe recomendó reanudar las negociaciones", advierte la nota.

Abás también exhorta a Estados Unidos y a la comunidad internacional a "poner fin a las aventuras (de Israel), que pueden hacer estallar una guerra religiosa en la región".

Los disturbios de hoy en la explanada, más graves que los de la última vez, el 28 de febrero, se producen en momentos de máxima tensión en la zona debido a la decisión israelí de incluir dos lugares sagrados en Cisjordania -la Tumba de los Patriarcas en Hebrón y la Tumba de Raquel en Belén- en una lista de lugares destinados a ser conservados como patrimonio judío.

También precede a la llegada, mañana sábado, del enviado especial estadounidense, George Mitchell, para tratar de reactivar las negociaciones de paz después de más de un año de interrupción.

El lunes está previsto que aterrice en la zona el vicepresidente de EEUU, Joe Biden, en lo que se cree un claro signo de que las negociaciones indirectas apadrinadas por Washington están por comenzar.