Los hospitales de Haití están repletos de personas heridas en el terremoto del pasado 12 de enero, y las autoridades haitianas han expresado hoy su temor a las epidemias que pueden declararse con la temporada de lluvias.

"Ahora lo que necesitamos es hospitales de campaña para ocuparnos de los postoperatorios y poder liberar así los hospitales, que tienen que retomar su actividad habitual", dijo hoy a Efe el ministro de Salud, Alex Larsen.

Larsen acompañó hoy a Mirta Roses, directora de la Organización Panamericana de Salud (OPS), que llegó a Haití para observar los problemas y necesidades sanitarias creadas por el seísmo, que según el gobierno puede haber causado 150.000 muertos de los que cerca de 120.000 ya han sido encontrados y enterrados.

El ministro detalló a Roses las principales necesidades actuales del país: agua, alimentación, material ortopédico, anestésicos y analgésicos, aunque consideró que la primera gran fase de emergencia ya ha pasado.

Ha habido decenas de miles de amputaciones en esta primera fase, pero los casos ya no llegan a los hospitales en la cantidad de los primeros días, y solo ahora comienzan a verse casos menos "urgentes" por especialistas pediátricos, ginecológicos o de medicina interna.

Roses dijo a Efe que el ministro le pidió que la OPS se encargue sobre todo de la coordinación de toda la ayuda exterior llegada para las necesidades médicas.

"Nos pidió que continuemos ofreciendo un papel de coordinación para que la ayuda sea efectiva, porque ayuda hay mucha pero tiene que ser trabajada de manera que dé resultado", afirmó la representante de la OPS.

Roses dijo que ha habido "decenas de miles de amputados" por el terremoto que supondrán un "drama por los riesgos de las infecciones" y problemas derivados, así como por "el impacto en la salud mental".

Una de las principales prioridades de la coordinación sanitaria es que cuando llegue la temporada de huracanes los hospitales hayan sido revisados y rehabilitados, dijo, y mostró su preocupación por la situación de los que han migrado a zonas que no cuentan con adecuada atención sanitaria, así como por las personas que habitan en zonas de riesgo, como las riberas de los ríos y cañadas.

Otro problema que se ha detectado es la presencia de voluntarios sin formación suficiente.

"Los españoles han tenido que ejercer autoridad y sacar a algunos colegas médicos" de diferentes nacionalidades, y lo mismo ha ocurrido en la zona fronteriza, donde se decidían amputaciones con cierta ligereza, por lo que el personal de la OPS tuvo que intervenir, manifestó Roses.

Hay en Haití 48 hospitales operativos, más ocho hospitales de campaña y dos barcos hospital, cuando antes del seísmo había 59, de ellos 11 en la capital.

En todos los hospitales trabajan equipos de numerosos países llegados a Haití en los primeros días tras el seísmo.

En el Hospital General, el mayor de Puerto Príncipe, hay no menos de ocho nacionalidades trabajando codo con codo, y de algún modo el mando parecen haberlo asumido el International Medical Corps de los estadounidenses.

"Cada vez nos resulta más difícil coordinar a los diferentes equipos que nos ayudan. Cada uno tiene sus principios y su sensibilidad, todos quieren ser los primeros, se empujan entre ellos", afirma el director gerente, Guy Laroche del Hospital General.

Laroche reconoce que estos equipos han prestado una ayuda inestimable porque llegaron cuando hacía falta de todo, pero montaron sus propias carpas y hasta sus quirófanos y ahora es muy difícil crear una estructura de mando a la que todos obedezcan.

El responsable del hospital también cita otro problema acuciante: la falta de alimentos, tanto para enfermos como para doctores y personal, que se suple con la alimentación que los familiares traen de fuera del centro.

Los patios del hospital son como un campo de refugiados, llenos de camas con familias alrededor, con maletas y bultos diversos.

"Nos molestan mucho en nuestras tareas, pero son de gran utilidad porque alimentan a nuestros enfermos", reconoce Laroche.

La razón de que los familiares estén en los patios es de nuevo la falta de un lugar adonde ir, ya que sus casas quedaron derruidas y han encontrado en los patios del hospital un hogar provisional, igual que los demás patios y jardines de esta y otras ciudades, todas ocupadas por los damnificados.

Para Roses, pese a todos los problemas hay que trasladar a los haitianos un "mensaje de esperanza. Siempre han tenido una enorme capacidad de resistir y de recuperarse de las sucesivas catástrofes y desastres sufridos en su historia. A lo que ellos aspiran no es a recuperar el país que tenían, sino a hacer el país que sueñan".