El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, y su colega paquistaní, Asef Ali Zardari, coincidieron ayer en afirmar que sus respectivos países deben colaborar para erradicar el terrorismo de la frontera común, 24 horas después de que un atentado suicida en el lado iraní se cobrara la vida de 42 personas. Ambos mandatarios analizaron el ataque y la situación regional durante una larga conversación telefónica.

Ahmadineyad insistió, no obstante, en que Pakistán debe multiplicar los esfuerzos para frenar la actividad de los grupos terroristas que se refugian en su territorio y a los que Irán culpa de los ataques en la frontera. "La relación de nuestros países es de hermandad. No se justifica la presencia de los terroristas en Pakistán. El Gobierno debe ayudar para la detención y el procesamiento de los culpables lo antes posible", reiteró el presidente de Irán.

Ahmadineyad ya insinuó el domingo que "fuerzas de Seguridad" en el interior de Pakistán habían desempeñado algún tipo de papel en el atentado, que ha supuesto un fuerte varapalo para la Guardia Revolucionaria, cuerpo de elite del Ejército iraní. En el ataque, cuya autoría asumió el grupo extremista suní "Yundulah" (Ejército de Alá), perdieron la vida dos altos mandos de este cuerpo.

La Guardia Revolucionaria, creada como soporte ideológico del régimen, ha prometido una respuesta "demoledora". Zardari, por su parte, condenó el atentado e insistió en que su Gobierno está comprometido con la lucha y la erradicación del terrorismo. El atentado fue perpetrado a primera hora del domingo en la región iraní de Sistán Baluchistan cuando altos mandos de la Guardia Revolucionaria mantenían una reunión con líderes tribales suníes y chiíes en la localidad de Pishin, fronteriza con Pakistán.

Por su parte, el ministro iraní de Interior, Mustafa Mohamad Nayar, exigió ayer a Pakistán que entregue a la Justicia iraní a los autores del atentado. "La negativa de Pakistán a la hora de entregar a los terroristas no podrá ser justificada de manera alguna. Las autoridades paquistaníes deben responder por el atentado en Sarbaz", dijo el ministro.

Este es el segundo atentado mortal que Yundulah perpetra en la zona desde que hace apenas siete meses la Guardia Revolucionaria se hiciera cargo de la seguridad en la inestable frontera oriental. El pasado 28 de mayo, otro suicida segó la vida de 25 personas en una mezquita de Zahedan, una de las dos capitales del Sistán Baluchistán.

Un camión transporta los féretros de las víctimas del atentado, durante los funerales en Zahedan. // Efe