Javier Gómez Muñoz / París

Un año después de la revuelta de los suburbios, los disturbios volvieron a hacer acto de presencia en la periferia de París. Grupos de jóvenes incendiaron ayer cuatro autobuses, en tres localidades del cinturón pobre de la capital, y otro más en un barrio cercano a Lyon.

El primer ministro francés, Dominique de Villepin, anunció "sanciones inmediatas y ejemplares" contra los responsables de estos ataques, así como contra quienes agredan a las fuerzas del orden. "Nos negamos a que existan en nuestro país zonas sin ley", anunció el jefe del Gobierno, en unas de las localidades de la periferia de París.

Por su parte, el ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, aseguró que su Gobierno hará "lo posible para arrestar a los autores de estas actividades que no son aceptables". "Los culpables sabrán que los perseguiremos y que les entregaremos a la justicia y que serán castigados de manera severa", aseguró. Asimismo, Sarkozy anunció que se reunirá con responsables del transporte "para averiguar cómo asegurar la protección de servicios públicos". "Los que incendian autobuses tienen una conducta que no se puede admitir y no creo que la integración sea un problema exclusivamente francés", consideró.