El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, espera la decisión del Tribunal Constitucional de Italia sobre la ley aprobada en el Parlamento, el controvertido "Laudo Alfano", en el verano de 2008 y que otorga inmunidad a los cuatro mayores cargos del Estado.

Más de un año después de su aprobación, el "Laudo Alfano" deberá ahora ser ratificado por el Constitucional italiano, después de que su entrada en vigor detuviera el proceso judicial abierto contra Berlusconi por el caso del abogado inglés David Mills, condenado el pasado 17 de febrero a 6 años y 4 meses de cárcel por haber mentido a cambio de dinero en un juicio contra el mandatario.

Desde entonces, muchas son las voces que se han alzado contra esta controvertida norma, que llega ahora a su momento decisivo, cuando a partir de las 09.30 hora local de mañana (07.30 GMT) se debata si el jefe del Gobierno, el presidente de la República y los titulares de la Cámara Alta y Baja pueden gozar o no de inmunidad judicial.

Su derogación supondría la posibilidad de que la imputación de Berlusconi en el proceso por el caso Mills, por supuesta corrupción, pudiera seguir adelante, y todo en un momento en el que su grupo Fininvest ha sido condenado a pagar 750 millones de euros (1.095 millones de dólares) al conglomerado CIR por los daños patrimoniales derivados del control de la editorial Mondadori, al que esta última no pudo acceder.

Este mismo lunes, el Tribunal Civil de Milán (norte) que dictó esa millonaria sanción el pasado sábado, hizo públicas las motivaciones de la sentencia, en la que hace "corresponsable" a Berlusconi de la misma corrupción que llevó a su grupo a controlar Mondadori, al acceder a un paquete de acciones clave tras sobornar su ex abogado Cesare Previti a un juez.

El análisis del "Laudo Alfano", norma que recibe el nombre del actual titular de Justicia, Angelino Alfano, llega, por tanto, en el peor de los momentos para Berlusconi, cuando además su partido, el Pueblo de la Libertad (PDL), denuncia un auténtico acoso y derribo contra el mandatario, por el que se plantean salir a la calle a manifestarse.

Además de las cuentas con la justicia, el primer ministro vive días en los que las fiestas celebradas con prostitutas en sus residencias de Cerdeña y Roma siguen dando de qué hablar y cuando el pasado sábado más de 100.000 personas se manifestaron en Roma contra sus ataques a los medios de comunicación.