Un paréntesis en la tensa espera. El alivio llegó ayer a los hogares de los familiares de los tripulantes del atunero vasco Alakrana, secuestrado la madrugada del viernes en el Índico. Todos ellos pudieron realizar una llamada telefónica a sus parejas para confirmarles que se encontraban en buen estado físico y mental y que recibían un trato correcto por parte de los raptores. “Tranquila, nos están tratando bien”, fue la frase más repetida en las escuetas conversaciones que los marineros mantuvieron con sus mujeres a lo largo de la mañana. Desde la serenidad que les transmitieron sus seres queridos, los familiares dan vueltas ahora al esperanzador contacto. Creen que el permiso de los piratas para telefonear fue un gesto para comenzar las negociaciones del rescate con el Gobierno con una muestra de “buena voluntad” y esperan que los ministerios correspondientes hagan lo propio.

Sobre las diez de la mañana sonaba el teléfono móvil de Silvia Albés, que se encontraba en su casa de la parroquia de Mañufe, en el municipio pontevedrés de Gondomar. Era Pablo Costas, que la llamaba desde el pesquero. Ella no podía creer que estaba oyendo su voz, pero era cierto. “La verdad es que me tranquilizó mucho la llamada, pese a durar muy poco, un minuto como mucho”, explica. Él estaba sereno e insistió en que los piratas los estaban tratando bien. “Lo noté tranquilo, incluso dándome ánimo a mí para afrontar todo esto. Se imaginan cómo lo estamos pasando nosotros, así que me dijo que estaban todos bien y que me mantuviese tranquila”. El diálogo terminó enseguida porque Pablo le indicó que tenía que colgar para que llamase otro compañero. Silvia transmitió la noticia enseguida. al resto de la familia. Primero a Antonio, el hermano de Pablo que también forma parte de la tripulación del Alakrana. Antonio, que reside en Baiona, tendría que dar el relevo a Pablo el próximo día 20 y está muy preocupado e indignado porque las autoridades no toman medidas definitivas para evitar nuevos ataques.

Las horas siguen discurriendo lentamente ahora para todos ellos, pero al menos saben que los saqueadores no les han hecho daño. “Seguimos expectantes porque no tenemos más datos, pero ahora estamos un poco más relajados”, afirma Silvia, que sigue los informativos a todas horas y está pendiente del teléfono. por si aparecen nuevos datos. Por el momento, la joven ve con preocupación la captura de los dos piratas por parte de los militares españoles. “Espero que no hayan metido la pata al cogerlos y se estropee la negociación”, argumenta.

En relación con las conversaciones se mostraba ayer optimista Manuel García Gómez, padre de José Antonio García Álvarez, el marinero natural de la parroquia de Pedornes, en el municipio de Oia, que ahora vive en la localidad pontevedresa de Valga. Su hijo dijo a su mujer en la llamada correspondiente que realizó también durante la mañana de ayer que estaban bien y que esperaban que se resolviese todo en “2 ó 3 días”. “Parece que ven as cousas fáciles”, señalaba Manuel con una enorme sonrisa en su cara. “Polo menos agora xa se pode tragar a comida e durmir un pouco”, recalcaba ayer el progenitor de José Antonio, que salió a jugar una partida de cartas para celebrarlo.

El patrón llamó dos veces

También se relajaron ayer los parientes del patrón del barco, el baionés Ricardo Blach. Ellos recibieron dos llamadas, una a las 8.30 horas y otra a las 12.00. Su hija, Cristina, indicó que “n el primer contacto telefónico mi padre nos dijo que estaban bien, que los trataban bien y que estuviéramos tranquilos”. Según expicó la joven, Ricardo Blach preguntó “qué tal iba todo por España”, a lo que ésta contestó que tanto el Gobierno central como los Ejecutivos vasco y gallego “están haciendo todo lo posible para buscar una rápida solución”. Asimismo, pidió a su progenitor “que hagan todo lo que les digan los piratas y se queden tranquilos”.

El patrón volvió a llamar a mediodía a sus familiares. “Debieron dejarles hacer una ronda de llamadas. Me imagino que al acabar ésta, como mi padre debía ser el que estaba allí con el teléfono, aprovechó y volvió a llamarnos otra vez”, matizó Cristina.

En esta conversación, su padre le explicó que cuando los tripulantes del Alakrana sufrieron el ataque “tenían la red largada y no les dio tiempo a reaccionar”. Según Cristina Blach, “cuando quisieron intentar moverse ya los tenían encima”.

La portavoz de los familiares precisó, además, que su padre le dijo que cuando tuvo lugar el apresamiento estaban faenando “en aguas internacionales y no en aguas de Somalia, tal y como se está diciendo”.

“Se encontraban en aguas donde es legal pescar y ellos pagan licencia para poder faenar en todas las zonas menos en Somalia”, argumentó Cristina Blach, y agregó que no todos los barcos “pueden ir pegados a una fragata para tener su seguridad garantizada”.

La hija del patrón del atunero vasco reconoce que las llamadas de ayer son “un paso más” hacia la liberación del barco. También ha agradecido la labor que realizan tanto el Gobierno central como los ejecutivos vasco y gallego, porque, según indicó, “están pendientes de nosotros, aunque sin dar detalles”.

“Sabemos que el barco está controlado, que están bien y que hacen todo lo posible”, concluyó.