En Pariaman y Padang, varios miles de personas pasaron la noche al raso por temor a las réplicas, siguiendo las instrucciones del Gobierno.

Ambas ciudades amanecieron hoy sumidas en el caos y entre escombros, con centenares de construcciones derrumbadas, entre viviendas, bloques de oficinas, centros comerciales, hoteles, mezquitas y edificios públicos, como el Ayuntamiento de Padang y el Parlamento local.

Los supervivientes han hecho cola durante horas para obtener bienes básicos, como comida o gasolina.

Las líneas de teléfono y las comunicaciones por internet de Padang han vuelto a funcionar, aunque siguen siendo inestables.

No pueden atender a todas las víctimas

A pesar de la instalación de 11 hospitales de campaña, los centros médicos se encuentran saturados y son incapaces de atender, por la falta de electricidad, medicinas y medios, a las numerosas víctimas que no paran de llegar.

Muchos de los cadáveres recuperados se han trasladado al hospital Mohamad Jamil, donde se empiezan a formar montones con las bolsas de restos mortales.

El presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, y varios de sus ministros visitaron hoy Padang, donde se han registrado 376 de los 529 muertos, para evaluar los daños, al tiempo que el Gobierno aprobaba una partida de 26 millones de dólares (17,8 millones de euros) en ayudas directas a los damnificados.

Sobre el "Anillo de Fuego del Pacífico"

Indonesia se asienta sobre el llamado "Anillo de Fuego del Pacífico", una zona de gran actividad sísmica y volcánica que es sacudida por unos 7.000 temblores al año, la mayoría moderados.

El 26 de diciembre de 2004, un terremoto de 9,1 grados sacudió el norte de Sumatra, a casi mil kilómetros de Padang, y creó un tsunami que sembró la destrucción en una docena de naciones bañadas por el Océano Índico y causó la muerte de más de 226.000 personas.