El Gobierno de Indonesia estimó hoy que cerca de 3.000 personas están sepultadas bajo los edificios destruidos por el seísmo de 7,6 grados en la escala abierta de Richter que sacudió hace dos días la isla de Sumatra.

Fuentes del centro de crisis del Ministerio de Sanidad indicaron que además hay 715 muertos y 2.400 heridos, aunque los datos de la ONU ya van por 1.100 víctimas mortales.

Al menos 20.000 edificios se han hundido o se encuentran dañados en Padang, la capital de la provincia de Sumatra Occidental, y sus alrededores.

Los equipos de salvamento trabajan en la búsqueda de desaparecidos, y en la atención de damnificados y el desescombro, mientras que la ayuda desde el exterior, Yakarta y otras provincias empieza a fluir hacia las zonas afectadas.

"La situación en la ciudad de Padang es mala, pero no debemos olvidar las zonas rurales cercanas, donde pueblos enteros han quedado devastados al cien por cien, y otros al 50 por ciento o en distinta medida", advirtió la coordinadora de operaciones de la Federación Internacional de la Cruz Roja, Christine South, desde Ginebra.

El presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono, pidió paciencia a los familiares y amigos de los desaparecidos, y les aseguró que "todavía hay esperanza".

Un niño de una escuela destruida de Padang fue rescatado después de 40 horas enterrado bajo escombros y relató que muchos de sus compañeros seguían con vida.

Indonesia se asienta sobre el llamado "Anillo de Fuego del Pacífico", una zona de gran actividad sísmica y volcánica que es sacudida por unos 7.000 temblores al año, la mayoría moderados.

En 2006, unas 6.000 personas murieron en un terremoto en la javanesa ciudad de Yogyakarta; y, dos años antes, 170.000, en el norte de Sumatra por un tsunami.