Silvio Berlusconi estuvo rico ayer en definiciones de sí mismo. Además de presentarse como «el mejor» presidente del Consejo de Ministros de la historia de Italia, se definió, también, como el jefe del Ejecutivo de "un país de casanovas y "playboys", incapaz de poner en duda la capacidad de las mujeres para ocupar cargos ministeriales, tal como se pensó el año pasado, cuando consideró "demasiado rosa" el Gobierno designado por José Luis Rodríguez Zapatero.

Explicó que en sus comentarios sobre el Gabinete español tan sólo quiso decir que Zapatero debería rendir cuentas a seis mujeres y no sólo a su esposa, como había hecho hasta entonces.

Berlusconi se dirigió a la ministra de Defensa, Carme Chacón, y aseguró que su comentario fue hecho con "ironía, como hago normalmente", pero también con admiración. "Soy un gran amante de la otra mitad del cielo", añadió, en alusión al sexo femenino. Aseguró que las mujeres son mejores "en la escuela, la Universidad (...) son más puntuales" y consiguen resolver los problemas más rápido que los hombres. "Las mujeres son el regalo más bonito que Dios ha dado a los hombres", concluyó, y, ante el silencio de los asistentes, añadió: «Esperaba un aplauso por esta afirmación». El aplauso llegó, pero un poco forzado.

España e Italia abogaron ayer por una política europea de inmigración, pese a sus diferentes legislaciones, y reclamaron más ayuda de la UE en el control fronterizo.