Más de cien explosiones sucesivas sacudieron al mediodía la base militar de Mbagala haciendo vibrar los cristales de las casas en un radio de 60 kilómetros y causando severos temblores, que provocaron el pánico entre la población.

El director del hospital Temeke, el doctor Aisha Mahita, dijo que a su centro llegaron "dos cuerpos sin identificar y más de un centenar de heridos, algunos de ellos en estado grave".

Por su parte, el jefe de la policía, Paul Chagonja, dijo, desde la escena del incidente, que "aún es demasiado pronto para determinar qué ocurrió, sólo sabemos que un incendio hizo detonar explosivos".

Chagonja expresó sus temores de que el número de fallecidos aumente debido al gran número de residentes, la mayoría de ellos soldados, que estaban en Mbagala en el momento del accidente.

James Msowoya, testigo de los hechos, narró su desconcierto cuando escuchó la primera explosión, "Al principio, pensé que era un pequeño cortocircuito, pero la segunda explosión fue tan grande... Que inmediatamente me tiré al suelo para salvar mi vida".

"Cuando me levanté -continuó- empecé a correr, rodeado de centenares de personas... Incluso los soldados que estaban detrás mío corrían despavoridos".

Horas después, las calles de Mbagala habían quedado desiertas y muchas de las viviendas abandonadas.

La ausencia de vecinos de la zona y de los soldados de la base fue aprovechada por algunos delincuentes que se acercaron para robar alimentos e incluso explosivos del polvorín militar.

Dos personas fueron detenidas en posesión de explosivos, señalaron portavoces de la policía, que puntualizaron que los mismos pueden detonar si no se los manipula con precaución.

Alertaron asimismo del peligro latente que presentan los restos activos de explosivos que han quedado esparcidos por el área, donde las fuerzas de seguridad continúan patrullando y los equipos médicos de rescate siguen buscando otras posibles víctimas.