El papa Benedicto XVI llegó hoy a Onna, el pueblo que quedó prácticamente arrasado por el terremoto del 6 de abril y primera etapa de su visita de poco más de cinco horas a la zona de la región central italiana de Los Abruzos sacudida por un seísmo que causó 296 muertos y varios miles de heridos.

El Pontífice tenía previsto viajar hasta Los Abruzos en helicóptero, pero debido al mal tiempo reinante en Roma y en la región, distantes unos 88 kilómetros, tuvo que trasladarse en automóvil. En Onna, donde murieron 40 de sus escasos 300 habitantes, el Papa se dirigió a los damnificados desde una tarima levantada en una plazuela. Tras abrazar a un niño, dijo que llevaba su solidaridad a una "tierra espléndida y herida, que está viviendo días de gran dolor y precariedad".

Benedicto XVI recordó que desde el primer momento ha estado al lado de las víctimas y damnificados y que ha seguido "con aprehensión" todas las noticias sobre el terremoto y los daños causados. "La Iglesia está toda aquí, conmigo a la cabeza, a vuestro lado, partícipe de vuestro dolor y deseosa de ayudaros a reconstruir casas, iglesias, empresas destruidas o gravemente dañadas", afirmó.

Benedicto XVI agregó que se daba cuenta de que a pesar del compromiso de solidaridad manifestado desde todas las partes, "son muchos los problemas que comporta vivir fuera de las casas, en automóviles, en las tiendas, todavía más debido al frío y a la lluvia", como la que cayó durante la visita. El Pontífice subrayó que pensaba en los muchos jóvenes "obligados bruscamente a enfrentarse con una dura realidad", en los muchachos que han tenido que interrumpir las escuelas y en los ancianos privados de su hábitat.

Tras resaltar la preocupación de los damnificados que han perdido todo (casas, ahorros, trabajo), Benedicto XVI dijo que la respuesta para solucionar estos problema "no puede limitarse a la emergencia inicial, sino que debe convertirse en un proyecto estable y concreto en el tiempo. "Animo a todos, instituciones y empresas, para que esta ciudad y esta tierra resurja", manifestó el Papa. Tras rezar con los varios centenares de persona presentes por las víctimas, el Pontífice se trasladará hasta L'Aquila, la capital de la región de Los Abruzos, una de las mas afectadas por el terremoto. Benedicto XVI visita la zona acompañado del subsecretario de la Presidencia del Gobierno italiano, Gianni Letta, mano derecha del primer ministro, Silvio Berlusconi.