El presidente de EE UU, Barack Obama, ofreció ayer un “nuevo comienzo” en las relaciones de su país con Cuba, en respuesta a la oferta de diálogo de La Habana y en lo que representa el mayor avance para el deshielo de los lazos en 50 años. “No estoy interesado en hablar por hablar. Pero creo que podemos llevar la relación entre EE UU y Cuba en una nueva dirección”, sostuvo el mandatario, en su discurso en la ceremonia inaugural de la V Cumbre de las Américas iniciada ayer en Puerto España.

En su alocución, Obama expresó su disposición, manifestada ya en la campaña electoral, a que su Gobierno “aborde con el Gobierno cubano una amplia gama de asuntos, desde los derechos humanos y la reforma democrática a las drogas, la inmigración y temas económicos”.

“EE UU busca un nuevo comienzo con Cuba”, indicó el mandatario, que reconoció que será “un largo camino que debe recorrerse para superar décadas de desconfianza pero hay pasos clave que podemos dar hacia un nuevo día”.

Las declaraciones del presidente estadounidense representan el mayor hito en un proceso que se ha desarrollado a ritmo vertiginoso en los últimos días y que apuntan a un incipiente deshielo de las relaciones entre Washington y La Habana.

Además, buscan neutralizar los llamamientos del resto de los países latinoamericanos para que levante el embargo que EE UU impone desde 1962 al régimen comunista cubano.

Esos llamamientos, que ya comenzaron en la cumbre con los primeros discursos de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y el líder nicaragüense, Daniel Ortega, amenazaban con dominar la cumbre, pese a que Cuba, como país no democrático, no se encuentra presente, y su situación no figura en la agenda del encuentro.

El lunes, Obama había ordenado el levantamiento de las restricciones a los viajes y envíos de remesas de familiares hacia Cuba, así como medidas para mejorar las comunicaciones entre EE UU y la isla. En respuesta, el líder cubano, Raúl Castro, expresó el jueves su disposición a “tratar con EEUU sobre democracia, libertad y derechos humanos”

El presidente estadounidense, sin embargo, mantiene su rechazo a levantar el embargo por el momento. Reclama que el régimen castrista debe adoptar pasos por su parte tales como la puesta en libertad de los presos políticos o el respeto de los derechos humanos y las libertades de prensa, expresión o culto.

Por su parte, la Casa Blanca afirmó ayer que la pelota se encuentra del lado de Cuba y la mejora de las relaciones bilaterales “depende de las acciones del Gobierno cubano”.

En declaraciones a la prensa, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, indicó que “el presidente cree que debemos cambiar la política” hacia Cuba y ya ha dado pasos hacia ello con el levantamiento de las restricciones a los viajes y remesas de familiares a la isla. Ahora, indicó, “esperamos ver lo que Cuba está dispuesto a hacer”. Gibbs sugirió, entre otras medidas, la puesta en libertad de los presos políticos, que el Gobierno cubano deje de interferir en las remesas enviadas desde EE UU y el respeto de derechos como la libertad de prensa.

Los líderes suramericanos, satisfechos con la nueva etapa

Los presidentes suramericanos se mostraron ayer satisfechos con la nueva era que parece abrirse en las relaciones con Estados Unidos y las promesas de un trato de iguales renovadas por Barack Obama en su primera Cumbre de las Américas.

Además de los apretones de manos y las sonrisas, las conversaciones con Obama se han desarrollado con tal respeto y cordialidad que se habla ya de un punto de inflexión en las relaciones con EE UU a raíz de esta Cumbre, según señaló el canciller brasileño, Celso Amorim.

“Creo que la visión de Estados Unidos está cambiando”, opinó Amorim al comentar la reunión que los presidentes de los doce países miembros de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) tuvieron ayer en Puerto España con el inquilino de la Casa Blanca. Para Amorim, si el ambiente de la V Cumbre de las Américas es el mismo que en la reunión de Barack Obama con sus homólogos suramericanos se podrán “ver resultados positivos”.

En esa primera reunión del bloque formado por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guayana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela, uno de los temas principales fue la necesidad de que Estados Unidos normalice las relaciones con Cuba, una posibilidad que toma fuerza con la Administración Obama.

“Los presidentes suramericanos coincidimos en la necesidad de integrar a Cuba a estas cumbres y el presidente Obama quedó en estudiar este planteamiento”, dijo el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez a periodistas.

Pero más allá de los avances que se logren en cuanto a las relaciones de Estados Unidos con Cuba y a la reincorporación de la isla al sistema interamericano, los presidentes de la región están convencidos de que las dificultades que marcaron la etapa de George W. Bush han quedado atrás. Esa impresión general queda reflejada en las palabras del presidente peruano, Alan García, quien señaló que los gobernantes de la UNASUR no fueron a la cita con Obama “en posición mendicante”.

“En esta reunión hemos entendido que es una primera fase de la construcción de confianza en un cambio de la relación de Estados Unidos con América del Sur”, aseguró por su parte la presidenta chilena, Michelle Bachelet, que preside temporalmente la UNASUR.