Según el ministerio de Asuntos Exteriores, la revocación del pasaporte se adoptó el pasado domingo 12 de abril, la misma fecha en que el Ejecutivo declaró el estado de excepción en la capital y cinco provincias vecinas, para tratar de controlar las manifestaciones antigubernamentales.

El día antes, cientos de seguidores de Shinawatra irrumpieron en el hotel donde se iba a celebrar la Cumbre Asia Oriental y forzaron a cancelar la reunión.

El domingo por la noche, el multimillonario Shinawatra conminó a sus partidarios, en un mensaje desde el exilio, a aprovechar la oportunidad y organizar una revolución para derrocar el Gobierno.

En menos de 48 horas, los simpatizantes del ex primer ministro desconvocaron la protesta, entregaron la sede gubernamental que cercaban desde el 26 de marzo y retornaron a sus casas, para evitar la carga de las fuerzas combinadas del Ejército y la Policía que les tenían cercados.

La Policía busca hoy a diez de los trece líderes de las protestas, ya están tres bajo su custodia, y vigila los aeropuertos y puertos de salida del país.

De ser hallados culpables de los delitos que les imputan, pueden ser sentenciados a entre tres y siete años de prisión.

Tailandia vive una profunda crisis política desde la asonada incruenta que depuso a Shinawatra en 2006.