La gira, que comienza mañana, llega tras una cuidadosa preparación, que ha llevado a Obama a reunirse ya antes de su toma de posesión con el presidente mexicano, Felipe Calderón, y a continuación con el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.

Durante su estancia en Ciudad de México -su primera parada en América Latina como presidente-, el mandatario estadounidense tiene previsto reunirse con su par mexicano primero a solas y después rodeados de sus asesores, antes de ofrecer una rueda de prensa.

En esa reunión, los dos líderes abordarán asuntos como la violencia procedente del narcotráfico y cómo colaborar para combatirla.

También analizarán el comercio, después de que el Congreso de EEUU suspendiera el programa para la circulación de camiones mexicanos por territorio estadounidense y que hizo que México impusiera aranceles contra una serie de productos del país vecino.

Según la Casa Blanca, verán también cuestiones relacionadas con la energía y el cambio climático.

El "número dos" del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Denis McDonough, indicó que la visita a México tiene como objeto "enviar una señal muy clara" a ese Gobierno no sólo acerca de la admiración de Obama hacia su labor en la lucha contra el narcotráfico sino también del interés en profundizar la relación bilateral.

Tras la reunión y la rueda de prensa, Obama participará en una cena que le ofrecerán sus anfitriones mexicanos, antes de partir la mañana siguiente hacia Trinidad.

En esa cumbre, el asunto principal será la economía, la gran preocupación de los países latinoamericanos, y evitar que se repita otra "década perdida" similar a la que la región vivió en los años ochenta.

La cooperación en materia de energía y lucha contra el cambio climático, y la seguridad pública serán otros asuntos que dominarán la reunión, en la que también saldrá a relucir Cuba, en especial después de que Obama decidiera esta semana levantar las restricciones a los viajes y envíos de remesas de familiares a la isla.